Neumonía en Adultos

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Neumonía en Adultos 2017-01-19T15:41:23+00:00

NEUMONÍA EN ADULTOS

“Si escuchas al paciente, el te está diciendo el diagnóstico” (William Osler)

DEFINICIÓN – La neumonía es una infección de los pulmones. ES una enfermedad seria que puede afectar a las personas de cualquier edad, aunque es más seria en las personas muy jóvenes, personas por encima de los 65 años, y los que tienen problemas médicos subyacentes tales como enfermedad cardiaca congestiva, diabetes, y enfermedad pulmonar crónica. Es más común durante los meses de invierno, y ocurre más a menudo en fumadores y en hombres que en mujeres.

FUNCIÓN PULMONAR Cuando respiramos, el aire es inhalado a través de la nariz y boca, y viaja a través de la traquea y los bronquios hasta los pulmones. Al final de los bronquiolos, hay unos delgados sacos aéreos, llamados alvéolos. Los alvéolos tienen paredes porosas, delgadas, que contienen capilares (ver figura del final). Los capilares son pequeños vasos sanguíneos que transportan la sangre a los pulmones y desde los pulmones a otros órganos vitales. El oxígeno (O2) pasa a través de las paredes de los alvéolos a la sangre transportada por los capilares, y el anhídrido carbónico (CO2) pasa al revés, de los capilares a los alvéolos. El CO2 es un producto de desecho del metabolismo corporal, y debe ser removido regularmente. Este proceso se denomina intercambio gaseoso, y es necesario para balancear las necesidades corporales, introduciendo O2 y eliminando CO2.

La boca y el tracto respiratorio están constantemente expuestos a microorganismo cuando el aire es inhalado a través de la nariz y de la boca. Sin embargo, las defensas corporales son habitualmente capaces de prevenir la entrada de microorganismos y de infectar los pulmones. Estas defensas incluyen el sistema inmune, la forma especializada de la nariz y faringe, la capacidad para toser, y las estructuras finas filiformes de los bronquios llamadas cilios. La neumonía adquirida en la comunidad (NAC) se desarrolla cuando los mecanismos de defensa no son los adecuados o los microorganismos son particularmente poderosos.

Así como se multiplican los microorganismos, los alvéolos se vuelven inflamados, rojos, y acumulan líquido. Estos cambios causan los síntomas de neumonía.

GRUPOS DE ALTO RIESGO – Algunos grupos tienen más riesgo de desarrollar neumonía. Incluyen personas:

  • Mayores de 65 años
  • Fumadores de cigarrillos
  • Mal nutridas por problemas de salud o por falta de alimentos
  • Con enfermedad pulmonar subyacente, incluyendo fibrosis quística, asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, y enfisema
  • Con otros problemas médicos subyacentes, incluyendo diabetes y enfermedad cardiaca
  • Con un sistema inmune debilitado debido a VIH, trasplante de algún órgano, quimioterapia, o tratamiento crónico con corticosteroides
  • Con dificultad para toser debido a un accidente cerebrovascular, medicamentos sedantes o alcohol, o movilidad limitada
  • Con una infección reciente de vías respiratorias altas

CAUSAS –  La neumonía puede ser causada por una variedad de microorganismos, incluyendo virus, bacterias, y menos comúnmente, hongos. La causa más común de neumonía es la bacteria neumococo o Streptococcus pneumoniae.

Se estima que los virus causan un 20 por ciento de los casos. Los hongos raramente causan neumonía en personas sanas; las personas con una sistema inmune debilitado (con VIH, pacientes trasplantados, o los que están tratándose con quimioterapia) tienen un riesgo más alto de infecciones por hongos. Otros organismos tales como Mycoplasma, son una causa común de neumonía leve.

SÍNTOMAS –  Los síntomas frecuentes de la neumonía incluyen dolor torácico, dificultad respiratoria (disnea), dolor al respirar, aumento de la frecuencia respiratoria y cardiaca, nausea, vómito, diarrea, y tos con producción de esputo amarillo o verdoso; ocasionalmente el esputo está teñido de sangre. La mayor parte de las personas tienen fiebre (temperatura mayor de 38º), aunque las personas mayores tienen fiebre menos a menudo. Escalofríos y un cambio en el estado de conciencia (confusión, pensamiento no claro) puede ocurrir.

Las características de la neumonía son diferentes de las de la infección más común, la bronquitis aguda. La bronquitis habitualmente no causa fiebre y está causada por un virus y habitualmente no requiere tratamiento con un antibiótico (ver Bronquitis aguda).

DIAGNÓSTICO – la neumonía es diagnosticada comúnmente con una historia médica completa y un buen examen físico, así como con una radiografía de tórax. La necesidad de otras pruebas depende de la severidad de la enfermedad y el riesgo de complicaciones.

Historia médica –  La evaluación de una neumonía comienza con una historia médica o entrevista. El médico le preguntará que síntomas tiene y cuando comenzaron. Es importante mencionarle si ha habido fiebre (temperatura superior a 38.4º), dificultad respiratoria, dolor torácico o dolor al respirar. Otros puntos importantes para discutir incluyen viajes recientes, hobbies, exposición a animales, exposición a contactos enfermos en casa, escuela o trabajo, medicaciones, enfermedades actuales y pasadas, y si se puso las vacunas de la neumonía o gripe.

Examen físico – El examen físico incluye atención especial a los pulmones y al corazón. Las personas con neumonía a menudo tienes estertores (sonidos crepitantes o como oídos con un fonendoscopio cuando el paciente inhala) y disminución de los ruidos respiratorios en el área de la neumonía.

Radiografía de tórax – la radiografía de tórax es la mejor prueba para diagnosticar neumonía cuando la historia y el examen físico apoyan el diagnóstico.

Examen del esputo – El examen del esputo requiere una muestra de esputo, recogida después de una tos profunda. El examen de esputo es utilizado para identificar la bacteria que causó la neumonía y puede ayudar a determinar que antibiótico es el mejor. Esta prueba se reserva habitualmente para las personas que requieren hospitalización.

Análisis de sangre – Los pacientes que son hospitalizados requieren análisis de sangre, incluyendo un recuento de las células sanguíneas y algunas veces un cultivo de sangre. Un hemograma mide el número de muchos tipos de células de la sangre, incluyendo los glóbulos blancos; estas células se multiplican cuando hay una infección bacteriana. Un aumento del número de células blancas (leucocitos) es un indicador que una infección bacteriana, incluyendo neumonía, está presente.

El cultivo de sangre se usa para determinar si la infección ha pasado de los pulmones a la sangre. Implica tomar una muestra de sangre de una vena y examinarla para bacterias. Normalmente no debe haber bacterias en la sangre. Los cultivos de sangre son usados para identificar las bacterias que causaron la neumonía y para guiar la elección del antibiótico. Un antibiótico en un paciente puede cambiarse cuando se tienen los resultados del los cultivos de sangre o esputo (habitualmente en 48 a 72 horas).

Medida del oxígeno en la sangre – La neumonía puede disminuir la cantidad de oxígeno disponible en la sangre. El nivel de oxígeno en la sangre se mide a menudo con una pinza puesta en el dedo que utiliza una luz infrarroja. En los que están más enfermos, el nivel de oxígeno puede medirse sacando una muestra de sangre de una arteria.

Broncoscopia – Los pacientes que no mejoran o empeoran durante su hospitalización a pesar del tratamiento con antibióticos pueden requerir la realización de una broncoscopia. En este procedimiento, un médico usa un tubo del gado, flexible, con una cámara para ver la tráquea y los bronquios (los tubos entre la tráquea y los pulmones). Esto permite entonces examinar directamente los pulmones, recoger muestras de líquido o una biopsia (una muestra pequeña de tejido), y determinar si hay una causa subyacente de infección, tal como una tumoración o un cuerpo extraño inhalado previamente (ver Broncofibroscopia).

TRATAMIENTO – El objetivo del tratamiento para pacientes con neumonía es tratar la infección y prevenir las complicaciones. El tratamiento de la neumonía se basa en el organismo que probablemente está causando la neumonía (llamado tratamiento empírico). La mayoría de los pacientes mejoran con el tratamiento empírico.

Hospital versus cuidado en el domicilio – la mayor parte de los pacientes con neumonía son tratados en el domicilio con antibióticos orales, Las personas que tienen aumento del riesgo de complicaciones pueden ser hospitalizadas. La monitorización en el hospital incluye habitualmente medida de la frecuencia respiratoria y cardiaca, temperatura y niveles de oxígeno. Los pacientes hospitalizados son tratados habitualmente con antibióticos intravenosos. El número de días en el hospital es variable, y depende de cómo el enfermo responde al tratamiento y si existen problemas médicos subyacentes.

Algunos pacientes, incluyendo personas con una enfermedad o lesión pulmonar previa, un sistema inmune debilitado, o infección en más de un lóbulo de los pulmones (llamada neumonía multilobar), puede recuperarse lentamente y necesitar una hospitalización más larga.

Elección del antibiótico- Existe un número de regímenes de tratamiento antibiótico para la neumonía. La elección de que tratamiento antibiótico utilizar se basa en diversos factores, incluyendo los problemas médicos subyacentes del enfermo y la probabilidad de estar infectado con una bacteria que es resistente a medicamentos específicos.

Las personas con ciertas enfermedades médicas subyacentes y los que han utilizado antibióticos en los pasados tres meses tienen un riesgo más alto de infección con bacterias resistentes. En todos los regímenes antibióticos, es importante finalizar el curso entero de los medicamentos y tomarlos como se le recomienda.

RECUPERACIÓN ESPERADA – Una persona con neumonía habitualmente comienza a mejorar después de tres a cinco días de tratamiento antibiótico. La mejoría puede ser definida como sentirse mejor o tener menos síntomas, tales como tos y fiebre. La fatiga y una tos persistente, pero suave, puede durar hasta un mes, aunque la mayor parte de las personas son capaces de reanudar sus actividades habituales en siete días. Los pacientes tratados en el hospital pueden necesitar tres o más semanas para reanudar sus actividades normales.

Todos los pacientes, tratados en caso o en el hospital, deben tener cuidado especial de ellos mismo durante el periodo de recuperación. Esto incluye adecuado reposo por la noche y hacer siestas durante el día si las necesita. Los pacientes deben beber líquidos  para evitar volverse; no hay una cantidad específica de líquidos que se puedan recomendar pero la sed es un buen indicador de la necesidad de tomar más líquidos. Los pacientes deben estar seguros de finalizar su medicación antibiótica, incluso si se sienten mejor después de unos pocos días.

Los pacientes den acudir a un médico cuatro a seis semanas después de haber sido diagnosticado de neumonía. La visita permite al médico comprobar que está mejor y que no tienen nuevos problemas.

COMPLICACIONES – La neumonía puede ser tratada con éxito sin complicaciones. Sin embargo, se pueden desarrollar complicaciones en algunos pacientes, especialmente los de grupos de alto riesgo.

  • Acumulación de líquido – Puede acumularse líquido entre la cubierta de los pulmones (pleura) y el recubrimiento interno de la pared torácica; a esto se le llama derrame pleural. Si el líquido se vuelve infectado como resultado de la neumonía (llamado empiema), puede ser necesario colocar un tubo de tórax para drenar el líquido (o menos comúnmente, drenaje quirúrgico).
  • Absceso – Es una colección de pus en el área infectado con neumonía. Puede ser tratado con antibióticos; raramente, se necesita resección quirúrgica.
  • Bacteriemia – Ocurre cuando la infección de los pulmones se extiende a la sangre. Esta es una complicación seria ya que la infección puede diseminarse del torrente sanguíneo a otros órganos.
  • Muerte – Aunque la mayor parte de las personas se recuperan de neumonía, puede ser fatal en algunos casos; menos del 3 por ciento de las personas que son hospitalizadas y menos del 1 por ciento de las que son tratadas en casa morirán como resultado de la neumonía o sus complicaciones.

CUANDO BUSCAR AYUDA –  Cualquiera que sospeche que puede tener una neumonía deben buscar atención médica tan pronto como sea posible. La neumonía es una enfermedad seria que puede amenazar la vida si no es tratada, especialmente en personas mayores de 65 años, alcohólicas, con una enfermedad subyacente, o un sistema inmune debilitado.

Las personas con los síntomas siguientes deben ver a su médico lo antes posible:

  • Tos con flemas que no mejora o empeora
  • Nueva dificultad respiratoria con las actividades diarias normales
  • Dolor torácico al respirar
  • Sentirse peor súbitamente después de un resfriado o una gripe

PREVENCIÓN – Una vacuna está disponible para ayudar a prevenir el tipo más común de neumonía, la neumonía neumocócica. No hay otras vacunas para dar rutinariamente para otras causas de neumonía. La vacuna de la gripe, sin embargo, puede ayudar a prevenir la neumonía.

Vacunación –  Los pacientes en ciertos grupos de alto riesgo deben recibir la vacuna neumocócica (ver tabla 1). Hay dos tipos de vacuna neumocócica disponible, PPV23 (vacuna polisacárida neumocócica) y PCV7 (vacuna neumocócica conjugada 7).

  • PCV7, está disponible para niños, comenzando a los dos meses de edad, recomendándose un total de cuatro dosis.
  • PPV23, se recomienda para todas las personas mayores de 65 años, así como para personas más jóvenes que son de alto riesgo para neumonía. La PPV23 se administra una vez; las recomendaciones para revacunación depende de circunstancias individuales.

La vacuna antigripal se recomienda también para personas que son algo riesgo para neumonía porque la neumonía es una complicación habitual de la gripe. Se da una vez por año, entre octubre y enero.

Estas vacunas no pueden prevenir todos los casos de infección con neumococo (causante de la neumonía neumocócica) e influenza (virus que causa la gripe). Sin embargo la evidencia sugiere que las personas que son vacunadas contra la infección por influenza y neumococo y se vuelven infectadas generalmente tienen una infección de menos duración y más suave con menos complicaciones serias que las que no son vacunadas. De este modo, cualquiera que está en alto riesgo para infección neumocócica o gripal debe discutir los beneficios de la vacunación con su médico.

Control de la infección –  Las medidas para control de la infección pueden prevenir la diseminación de cualquier tipo de infección, incluyendo la neumonía. El control de la infección es más comúnmente practicado en los hospitales, pero también es beneficiosa en la comunidad. Pueden ser efectivas prácticas sencillas como el lavado de las manos con jabón y frotarlas con alcohol.

Debido a que la neumonía se disemina por el contacto con las secreciones infectadas, las personas con neumonía deben limitar el contacto cara a cara con amigos y familiares no infectados. La boca y la nariz deben cubrirse mientras tosen y estornudan, y debe disponerse de pañuelos para tapar la boca inmediatamente. Toser o estornudar en la manga del vestido (en la parte interna del codo) es otra forme de contener los sprays de saliva y secreciones y tiene la ventaja de no contaminar las manos.

DONDE OBTENER MÁS INFORMACIÓN – Su médico es la mejor fuente de información para cuestiones y preocupaciones relacionadas con su enfermedad. Debido a que no hay dos pacientes iguales y las recomendaciones pueden varias de una persono a otra, es importante buscar la recomendación de un médico que conozca su situación individual.

Otras fuentes de información:

www.lung.ca/pneumonia

www.lungusa.org (click on “Diseases A to Z”, y entonces click en “P”)

www.nlm.nih.gov/medlineplus/ency/article/000145.htm (disponible en español)

(Según UpToDate, 2008)