El humo residual causa cancer

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El humo residual causa cancer 2017-01-19T12:54:38+00:00

La «nube blanca» del pitillo desaparece al apagarlo pero los restos de nicotina, que se impregnan en las superficies expuestas, también pueden dañar la salud

MARÍA SAINZ
El Mundo/Salud, 11 de febrero de 2010

El riesgo de exponerse al tabaco no acaba cuando se apaga el cigarrillo. Es bien conocido el peligro que corren los fumadores pasivos al inhalar el humo que les rodea: no hay nivel seguro de exposición. Pero, ¿qué pasa cuando esa ‘nube blanca’ desaparece? No sólo queda un mal olor en el pelo o en la ropa. Un nuevo estudio, aparecido en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (‘PNAS’), alerta de lo que denomina «humo de tercera mano»; es decir, «la nicotina residual […] que ha sido absorbida por determinadas superficies». Parece que ésta reacciona con el ácido nitroso presente en el ambiente y, fruto de ello, se forman un tipo de nitrosaminas que son carcinógenas.
Para llegar a esta conclusión, los expertos, procedentes del laboratorio nacional Lawrence Berkeley y de la Universidad de California en San Francisco (EEUU), tomaron una serie de muestras en el camión de un conductor que llevaba años fumando durante múltiples trayectos y las contrastaron con las obtenidas en el laboratorio. La celulosa empleada en las distintas pruebas mostró «una presencia de nitrosaminas carcinógenas específicas del tabaco (TSNA, por sus siglas en inglés) 10 veces superior», indica la investigación, que recomienda prestar más atención a las posibles reacciones químicas que pueden producirse en los espacios cerrados. De hecho, el ambiente podría hacerse más tóxico con el paso del tiempo y la mayor acumulación de nicotina en las alfombras o la moqueta, por ejemplo.
También esta semana, la prestigiosa revista ‘Archives of Internal Medicine’ ha publicado otro trabajo sobre los riegos del humo ambiental; en este caso, se basa en el peligro que corren las mujeres que se exponen en sus casas a los ‘malos humos’ de sus maridos. Tras estudiar una cohorte de casi 15.500 ciudadanas de Hong Kong, no fumadoras y con edades comprendidas entre los 65 y los 74 años, los científicos, dirigidos por Chi C. Leung y procedentes de distintos centros de la citada región china, subrayan la presencia de un férreo nexo de unión entre el tabaquismo pasivo y el diagnóstico de tuberculosis. Hace algunos años, en 1996, un estudio español llegó a una conclusión bastante similar.
Estos datos son de especial relevancia en países como China, en los que el consumo de tabaco está fuertemente desequilibrado: un 60% de los hombres fuma, frente al 4% de las mujeres. Los cigarrillos, por tanto, afectan a la salud de ellas de forma silenciosa. «El tabaquismo pasivo supuso un 13,7% de los casos de tuberculosis activa de esta muestra», indica el trabajo. Esta exposición puede causar otras enfermedades respiratorias o incluso diabetes y trastornos coronarios, añade un comentario recogido por la citada revista de la Asociación Médica Americana.
Sendos trabajos, así como el mencionado editorial, muestran dos claras evidencias científicas a favor de la prohibición del consumo de tabaco en los lugares públicos cerrados así como en los transportes, e incluso en el hogar. Son medidas que protegen la salud de fumadores, activos y pasivos, y que promueven el cese del consumo de los primeros.

DEJARLO SIN AYUDA
Además de ‘limpiar’ el aire, la lucha contra esta adicción es otro de los grandes objetivos de salud pública de los gobiernos de todo el mundo. Campañas publicitarias, educación y propuestas que apoyan la financiación de las terapias sustitutivas de la nicotina o los fármacos específicos, como bupropion o vareniclina. Precisamente, sobre este último tema versa un nuevo trabajo, aparecido en ‘PLoS Medicine’ y firmado por un ‘gurú’ anti tabaco, Simon Chapman.
Este profesor de Salud Pública de la Universidad de Sidney (Australia), que entre otros cargos ha sustentado el de director de la revista ‘Tobacco Control’, destaca que la mayoría de los fumadores que vence su hábito lo logra sin más ayuda que la de su voluntad y su esfuerzo. En este sentido, el documento denuncia las estrategias de una industria farmacéutica ‘empeñada’ en vender su producto y que, como efecto secundario, está «medicalizando» el tabaquismo. «Las poblaciones pierden confianza en su propia capacidad para cambiar prácticas que no son sanas», añade.
«Se debería repetir a los fumadores que pasar el síndrome de abstinencia e ir reduciendo el consumo son los métodos más comunes entre los que logran dejarlo. La mayoría se sorprende al ver que dejarlo es fácil o un poco difícil», sostiene el polémico artículo.