Tos en los niños

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Tos en los niños

 

 

 

 

 

“Es menester no ignorar que los medicamentos no siempre resultan útiles a los enfermos, y que habitualmente perjudican a las personas sanas” (Aurelio Cornelio Celso. De Re Medica, libro II, Siglo I a. C.)   

 

 

 

Esta mañana una madre me comentó que su niño tenía tos desde hace unos días y que su pediatra le había recomendado dextrometorfano. Le dije que era un fármaco opioide u opiáceo, similar a la codeína, y que la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) exigió recientemente cambios en las etiquetas para la prescripción de medicamentos opioides contra la tos y el resfriado para restringir su uso en adultos de 18 años y mayores y no recomendarlo en niños. Debido a que se trata de un opiáceo hasta puede causar adicción si se usa durante un tiempo prolongado.

El efecto de estos fármacos (dextrometorfano y codeína) sobre la tos se debe únicamente a que causan sedación, no por efecto beneficioso alguno sobre la inflamación de las vías respiratorias altas y bronquios causante de la tos. Por eso, algunos médicos recomiendan antihistamínicos porque causan somnolencia, y, debido a eso, ligera disminución de la tos. Incluso los antihistamínicos de primera generación tenían mayor efecto sobre la tos, aunque escaso también, porque causaban mayor somnolencia que los de segunda y tercera generación. Y la anestesia hace desaparecer la tos.

Siempre me ha llamado la atención lo mucho que preocupa a las personas la tos, y más aún a las madres y padres primerizos, cuando esta es únicamente el perro guardián del aparato respiratorio. Nos dice que algo no anda bien y a veces es beneficiosa (por ejemplo, para eliminar flemas de los bronquios, porque es el mejor expectorante). Lo importante no es la tos sino la causa que la produce. Incluso las toses nerviosas o somáticos suelen ser las más fuertes, escandalosas. Por eso, no hay que tratar la tos sino la causa que la produce, y en los niños con infecciones de vías respiratorias (resfriado común y bronquitis agudas) causadas todas o casi todas ellas por virus no existe tratamiento eficaz. Se curan solas, con el paso de los días, si no se producen complicaciones: sinusitis bacteriana o neumonía. Incluso cuando es causada por una bacteria, como la bordetella pertussis (tosferina), no suele ser eficaz el tratamiento antibiótico y menos aún si ya han pasado algunos días desde el comienzo de los síntomas. Otra cosa es si se trata de neumonía (infección del pulmón), aunque a veces también puede estar causada por virus.

Mis maravillosas nietas de dos y cuatro años tosen desde octubre hasta mayo, ya que, a esta edad, pueden tener hasta seis o más infecciones de vías respiratorias altas (resfriado común y bronquitis aguda) durante el otoño e invierno por estar en guarderías y colegios y la alta contagiosidad. A veces aún no ha pasado la tos de una infección y ya empiezan con otra. Le agradezco a mi hija y a mi yerno su confianza porque nunca las ha llevado al pediatra, se han curado sin tomar medicamentos, y están sanas. Y a veces, a pesar de toser mucho durante varios días, por el día y por la noche, y tener “gaitas” en el pecho.

Me llama la atención la cantidad de medicamentos que recomiendan algunos pediatras ―muchas veces, creo, por una relación inapropiada con las compañías farmacéuticas―, antibióticos, e incluso broncodilatadores y corticoides inhalados. Los broncodilatadores (salbutamol y terbutalina, los más usados) a veces le causan nerviosismo y ni unos ni los otros causan efecto beneficioso alguno en estas infecciones respiratorias. Solo cuando la tos y los sibilantes en el pecho (“gaitas”, como le llamamos en Galicia) no tienen relación con infecciones y pueden deberse a asma, estaría indicada una prueba terapéutica con corticoides inhalados. Y debe acudirse siempre al médico si el niño presenta dificultad respiratoria.

Yo fumaba cuando era muy joven y tosía casi todo el otoño e invierno. No le daba importancia porque después cuando mejoraba el tiempo y tenía menos infecciones respiratorias volvía a estar bien.

Los pulmones tosen. El corazón y el estómago duelen. Por eso, cuando hay tos o dolor de estómago o cardiaco, lo más importante es diagnosticar la enfermedad que produce los síntomas y tratarla si hay tratamiento efectivo. No lo hay para la bronquitis aguda ni para el resfriado común en niños previamente sanos.

Recuerdo a un pediatra coruñés, formado en Estados Unidos, creo que bien, que tenía poca paciencia. Las madres llevaban allí a sus hijos por tos causada por infecciones respiratorias por virus y le recetaba algún jarabe, posiblemente como placebo. A los pocos días lo llamaban las madres para decirle que la tos de sus niños no había mejorado, que es lo que suele suceder ya que los días siguientes del comienzo aumenta la tos, y el pediatra les recomendaba otro jarabe. A la tercera o cuarta llamada les decía que le hicieran lo que le hizo Calígula a su sobrino, que tenía tos y no dejaba dormir por la noche a su tío emperador. Las madres les preguntaban por el remedio. Les decía que le había mandado cortar el cuello y que el niño no había vuelto a toser. Imagino que aquellas madres no volvían a su consulta, que cerró cuando todavía era muy joven.

En estas infecciones de vías altas respiratorias, resfriado común y bronquitis aguda, la obligación del médico es examinar bien al niño, descartar otras posibilidades diagnósticas como neumonía o sinusitis bacteriana, y, descartadas, tranquilizar a los padres.

Dice un refrán italiano que la tos y el amor no pueden ocultarse. El dolor, sí.

 

(P.D.: En cualquier caso, su médico es la mejor fuente de información para cuestiones y preocupaciones relacionadas con la enfermedad de su hijo. Debido a que no hay dos pacientes iguales y las recomendaciones pueden variar de una persona a otra, es importante buscar la recomendación de un médico que conozca su situación individual.)

 

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2018-12-16T18:14:05+00:00 16 / 12 / 2018|Actualidad|