“La enfermedad hace agradable la salud; el hambre la saciedad; la fatiga el reposo” (Heráclito de Efeso)
Esta vez coincido con mi amiga a la salida del hospital en un día de intenso frío.
– Hola, me dice, ya ha llegado la gripe, de la que hablamos la semana pasada, y habíamos acordado que conversaríamos sobre la “gripe mal curada”. ¿Qué es?
– Es una expresión que deberíamos desterrar de nuestro vocabulario porque no existe. Cada año, a partir del mes de diciembre, aumenta el número de pacientes con gripe y unas seis semanas después se alcanza el pico de mayor incidencia, que suele coincidir con los días finales de enero o durante el mes de febrero. Algún año hay un segundo incremento de los casos de gripe en los dos o tres meses siguientes. Los síntomas de la gripe (escalofríos, fiebre, dolores musculares, tos, estornudos y lagrimeo, malestar general, dolor de cabeza) duran aproximadamente una semana y se desvanecen, para volver al estado previo a la gripe entre los siete y catorce días siguientes. Cuando los síntomas duran más de dos semanas debe consultarse al médico porque puede tratarse de una complicación de la gripe o de una falsa gripe.
– Por favor, ¿puede hablarme de nuevo de las complicaciones?
– La complicación más frecuente e importante de la gripe es la neumonía. La neumonía post-gripal es una infección pulmonar, la mayor parte de las veces causada por una bacteria, que debe ser diagnosticada y tratada lo antes posible. Es la principal causa de mortalidad durante las epidemias de gripe, sobre todo en las personas de edad avanzada. Con menor frecuencia la neumonía está causada por el propio virus de la gripe; en este caso el pronóstico puede ser más grave porque suele afectar de forma difusa a ambos pulmones y no hay antibióticos eficaces contra el virus de la gripe, llamado influenza. Una complicación menos grave es la sinusitis, una infección de los senos paranasales -cavidades aéreas revestidas de mucosa, localizadas en los huesos craneales, que se comunican con la cavidad nasal: maxilares, frontales, etmoidales y esfenoidales-, habitualmente de origen bacteriano. También conviene diagnosticarla y tratarla precozmente para evitar los molestos síntomas si se cronifica: descarga de secreciones y obstrucción nasal, tos, dolor de cabeza, pérdida de olfato y voz nasal. Otra complicación es la otitis, que afecta con mayor frecuencia a los niños.
– ¿Qué son las falsas gripes?
– Son enfermedades que simulan gripe y no lo son. Durante las epidemias de gripe, cualquier achaque con tos, fiebre, cansancio, sudoración, malestar general, etcétera, es fácil, incluso por los propios médicos, que sea atribuido a la gripe. Debemos tener en cuenta que en la gripe sin complicaciones, a partir de la primera semana los síntomas comienzan a mejorar y desparecen en una o dos semanas más. Por eso, un/a paciente que presente un «cuadro gripal», es decir, síntomas como los de la gripe, y no se sienta mejor después de una semana debe consultar al médico porque puede tratarse de otra dolencia. Sinusitis aguda, neumonía, tuberculosis pulmonar y otras enfermedades inflamatorias pulmonares más raras pueden simularla.
– ¿Una enfermedad oculta o latente puede presentarse como una gripe?
– Esta es una cuestión muy interesante. Existen otras enfermedades pulmonares que pueden manifestarse con síntomas parecidos a los de la gripe y conviene destacar aquí la tuberculosis pulmonar y el cáncer de pulmón. La primera, afortunadamente cada vez más infrecuente, aunque puede aumentar de nuevo si las condiciones económicas siguen deteriorándose, y la segunda cada vez más frecuente, porque aún no se nota el efecto de la disminución de la población fumadora. En las dos, la tos suele ser el síntoma inicial. El cáncer de pulmón es una verdadera epidemia causada por fumar cigarrillos. Además, un paciente con cáncer de pulmón oculto, que aún no ha dado la cara, puede padecer la gripe y seguir después con los síntomas del cáncer de pulmón; de ahí que no sea infrecuente, desafortunadamente, ver pacientes que acuden a consultarse después de varias semanas, incluso meses, con tos, esputos con sangre, cansancio y pérdida de apetito causados por el cáncer de pulmón, y que ellos achacan a una «gripe mal curada».
– ¿Sabe que la conversación de hoy me ha parecido muy interesante?
– Se lo agradezco, aunque tal vez haya sido más seria y aburrida que otras veces. ¿Me permite resumírsela? “Gripe mal curada» no es un término apropiado, pues aunque es verdad que el periodo de convalecencia o recuperación después de una gripe es muy variable en cada paciente, también lo es que este nombre no existe en la terminología diagnóstica médica, y lo que popularmente se conoce como «gripe mal curada» se trata de complicaciones post-gripales, otros procesos que simulan gripe, o trastornos que estaban «dormidos» y a causa de la gripe -el propio proceso latente pudo dar síntomas que se confundieron con la gripe- comenzaron a manifestarse clínicamente, y debido a que los síntomas se iniciaron en un momento de la epidemia gripal el paciente puede dejar transcurrir semanas e incluso meses al creer que se trata de una “gripe mal curada», por no saber que los síntomas de la gripe desaparecen totalmente en dos o tres semanas. Por lo tanto, si un paciente no se ha recuperado dos semanas después del inicio de los síntomas de gripe debe consultarse con el médico para descartar complicaciones respiratorias de la misma, que se trate de otra enfermedad que simuló gripe, o que exista una enfermedad oculta que no había causado síntomas antes o habían sido mal percibidos por el paciente y que la gripe, al presentarse cuando estaba comenzando a dar la cara, enmascaró.
¡Ah!, dígale a su madre que también me había puesto la vacuna antigripal en el otoño y acabo de padecer la gripe.
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