QUÉ ES
La embolia pulmonar es una de las causas de disnea aguda que es necesario diagnosticar lo antes posible. En los últimos tiempos este trastorno es conocido por la información aparecida en la prensa, a raíz de denuncias de pasajeros de vuelos que habían presentado episodios de embolia pulmonar después de haber realizado largos viajes en avión.
El reposo favorece la formación de trombos o coágulos de sangre en las venas de los miembros inferiores en personas de edad, obesas, con enfermedades crónicas, tumorales, etc. Cuando esto sucede, un coágulo o trombo de sangre puede desprenderse y por la circulación venosa de retorno alcanzar el corazón, y desde aquí migrar y alojarse en una arteria pulmonar dando lugar a que una porción más o menos grande del pulmón se quede sin circulación sanguínea, y en esto consiste la embolia o infarto pulmonar. El origen del coágulo o trombo sanguíneo también puede estar en otros lugares, por ejemplo en los miembros superiores después de haber sufrido algún traumatismo.
FACTORES DE RIESGO
Algunos factores de riesgo son:
• Estado postoperatorio.
• Inmovilidad por traumatismo en miembros inferiores (o superiores).
• Obesidad.
• Escasa movilidad.
• Cáncer.
• Tratamiento con fármacos anticonceptivos.
• Edad.
• Embarazo.
• Etc.
SÍNTOMAS
A la embolia o embolismo pulmonar también se le denomina “la gran imitadora o gran imitador” porque los síntomas son poco específicos y pueden simular otras enfermedades. El primer síntoma suele ser disnea o dificultad respiratoria que puede caracterizarse por un comienzo brusco, no esperado y al que después pueden añadirse otros síntomas o signos, como dolor torácico, taquicardia, sudoración, hemoptisis (expectoración de sangre), etc.
Síntomas como hipotensión, mareo, trastorno del estado de conciencia, arritmias, etc., pueden indicar mayor gravedad.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
La sospecha diagnóstica de embolia pulmonar es lo más importante para hacer después un buen tratamiento. Como los síntomas son inespecíficos el grado de sospecha puede ser alto o bajo según exista un mayor o menor número de ellos.
La realización de pruebas complementarias en sangre (dímero D, gammagrafía pulmonar, TAC de tórax, ecografía venosa de miembros inferiores y/o superiores,…) ayudarán a descartar o confirmar el diagnóstico de embolismo pulmonar. Algunos casos pueden seguir siendo dudosos después de realizar todas estas exploraciones y en ese caso el médico, previa información y acuerdo con el paciente, valorará iniciar o no el tratamiento anticoagulante.
En los casos menos graves, que son la mayoría afortunadamente, la evolución después de iniciar el tratamiento suele ser favorable, aunque puede haber complicaciones relacionadas con los fármacos utilizados para anticoagular la sangre, que se mantendrán casi siempre un mínimo de tres a seis meses.
Habrá que solucionar, si es posible, los factores de riesgo que hayan favorecido la embolia pulmonar porque sino pueden volver a causar nuevos episodios en el futuro.