“La juventud es un disparate; la madurez, una lucha; la vejez, un remordimiento” (Benjamin Disraeli)
Cuando era pequeño veía en mi aldea a hombres y mujeres con edades probablemente por encima de los 80 trabajando en el campo, y llamaban mi atención porque me extrañaba qué, a pesar de lo mayores que eran, trabajaran tan duramente como lo hacían, plantando patatas y recogiéndolas después, sembrando el maíz y recogiéndolo después, plantando cebollas y recogiéndolas después… Me parecían más viejos de lo que eran porque, como era muy joven, los que tenían cuarenta o más años ya me parecían viejos como me lo parecía mi padre cuando tenía cuarenta y yo poco más de diez. Los veía muy viejos, pero nunca pensé que fuesen enfermos.
No hace mucho, comencé a ver que a las mujeres con menopausia los ginecólogos las trataban como si fuesen enfermas, cuando la menopausia solo se trata de un proceso fisiológico, hasta que se demostró que los tratamientos hormonales que empleaban tenían muchos efectos adversos y el más serio el aumento del riesgo de cáncer de mama. Y dejaron de tratarlas, afortunadamente.
También se consideró y se considera a la osteoporosis una enfermedad cuando solo se trata de un proceso normal de envejecimiento de los huesos. A unas personas, por causas diversas, les envejecen los huesos antes qué a otras, y lo mismo sucede con el cerebro y de ahí que unas estén dementes antes que otras y algunas no lleguen a estarlo nunca. No hay dos personas de la misma edad avanzada con la misma salud.
Y ahora lo que me faltaba por oír. Entrevistaban hace algún tiempo a Francisco Martínez Peñalver, según el entrevistador, uno de los cinco médicos que más saben de envejecimiento en nuestro país y, cuando le preguntó a este doctor si el envejecimiento sería considerado en el futuro una enfermedad, respondió: “por supuesto, será considerada una enfermedad, mejor dicho, ya se considera ahora, y comenzó a hablar del envejecimiento y destrucción de las células…
En ese momento, recordé lo que decía José Ramón Rodríguez Suárez, un eminente médico neumólogo gallego y amigo, ya fallecido: “nada sucede por casualidad”. ¿Que qué quiero decir con esto? Que me gustaría conocer la relación de este médico con las compañías farmacéuticas.
Detrás de la consideración como enfermedades a la menopausia, osteoporosis, obesidad y ahora, según este doctor, al envejecimiento, está la relación inapropiada entre las compañías farmacéuticas y los médicos. Consiguen que muchos de ellos, sobre todo los ”expertos” creados por las propias compañías farmacéuticas, acaben aceptando lo que a ellas le interesa. ¿Y qué les interesa? Vender medicamentos. Su objetivo es que todos los ciudadanos, enfermos y sanos, tomemos medicamentos. Por eso los médicos trataron la menopausia, y ahora tratan la osteoporosis con medicinas caras, cuando se sabe que lo mejor para evitar el envejecimiento de los huesos es moverlos y ponerles poco peso encima. Y ya están intentando tratar la obesidad y la demencia con píldoras, hasta ahora con muchos efectos adversos y ninguno beneficioso.
El deterioro en la función de los órganos comienza en edades tempranas. La función de los pulmones es máxima a los 24 años y a partir de esa edad comienza un lento deterioro. Las compañías farmacéuticas con la ayuda de algunos médicos nos instarán a que tomemos medicinas para no envejecer, ya que, según el doctor Martínez Peñalver, es estar enfermo. ¿Acaso envejece la piel, las articulaciones, el corazón, los ojos, el oído…, por igual en todas las personas de la misma edad? Y, como no es así, ¿habrá que tratar entonces a las personas que tengan la piel o las articulaciones más deterioradas? ¿No será qué en el envejecimiento cerebral, en el de la piel, en el de las articulaciones, en el de los pulmones, del corazón, y de los demás órganos influyen factores ambientales y personales como el ejercicio, la dieta sana, el alcohol y el tabaco, la exposición excesiva a la luz del sol, el tipo de trabajo…
La edad, es decir el envejecimiento, lo mismo que el sedentarismo, la no realización de ejercicio, la ingesta excesiva de comida y alcohol, el tabaquismo, son factores de riesgo para enfermar, pero no son enfermedades. Algunas, son más bien adicciones como lo es el alcohol, el tabaco y la comida.
A este paso, no me extrañaría que acabasen diciendo que la niñez también es una enfermedad ya que los niños tienen similitudes con personas mayores en estado de vejez extrema: no controlan los esfínteres, no caminan, no comen por sí solos…
Por la influencia inapropiada y la corrupción que ejerce la industria farmacéutica sobre los médicos creo que la población debe exigir que se tenga en cuenta su opinión antes de aceptar nuevas enfermedades.
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