DE LA ÉTICA HIPOCRÁTICA AL INDIVIDUALISMO ERRÓNEO

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DE LA ÉTICA HIPOCRÁTICA AL INDIVIDUALISMO ERRÓNEO

Etienne Montero, presidente del Instituto de Bioética de Europa y profesor de Derecho de la Universidad de Namúr (Bélgica)
La bioética se enfrenta a un escenario social en el que la ética hipocrática ha dado paso a una concepción errónea de los derechos individuales donde se piensa que a cada deseo le debe corresponder un derecho. Así lo resume Etienne Montero, director del Instituto de Bioética de Europa, que alerta de que actos como la eutanasia o el aborto no responden a una petición generalizada de la sociedad, sino a la propuesta de unos pocos políticos.

Marta Esteban – Miércoles, 2 de Diciembre de 2009. DIARIO MÉDICO

Debe haber una gran pedagogía para explicar a la sociedad qué es lo que realmente está en juego
Etienne Montero es doctor en Derecho por la Universidad Católica de Lovaina y presidente del Instituto de Bioética de Europa. Reside en uno de los países europeos que tiene legalizada la eutanasia, Bélgica, por lo que se ha convertido en uno de los mayores expertos en la materia. En una entrevista concedida a Diario Médico, Montero repasa la evolución de la bioética en estos últimos diez años, las nuevas áreas donde se ha de extender y su futuro, sin olvidarse, por supuesto, de los efectos que la legalización del acto eutanásico provoca en la clase médica y en la sociedad.
¿La bioética ocupa el papel que debería?
-Es muy poca gente la que se interesa por la bioética. En los parlamentos de Europa se están adoptando leyes permisivas impulsadas por muy pocas personas que gritan más fuerte que el resto. Es preciso que haya una gran pedagogía para explicar a la sociedad qué está en juego en temas como la eutanasia o el aborto, para que no sea un monopolio de algunos políticos activistas.
El Derecho está llamado a consagrar valores y reglas comunes, y no deseos individuales
¿Qué diferencia hay entre la bioética actual y la de hace diez años?
-Durante siglos dominaba la ética hipocrática, pero de unos años aquí se ha abandonado y ha dado paso a una concepción individualista y sentimentalista de los derechos humanos que es errónea. Se piensa que a cada deseo le debe corresponder un derecho, pero éste está llamado a consagrar valores y reglas comunes, y no los deseos individuales de cualquier manera.
¿Se ha olvidado la clase política de la esencia de la relación médico-paciente?
-Es curioso que se debatan temas como la eutanasia en una sociedad en la que se están desarrollando como nunca las técnicas de control del dolor, donde hay un consenso para rechazar el encarnizamiento terapéutico y se desarrollan los cuidados paliativos. Asistimos a un combate ideológico por una parte del mundo político, pues ni la sociedad ni la clase médica demandan prácticas como la eutanasia o la liberalización del aborto.
¿A qué nuevas áreas deberían de extenderse los principios bioéticos?
-A muchos temas nuevos, como la nanotecnología, la investigación con embriones, etcétera.
Asistimos a un combate ideológico por parte de algunos políticos, pues ni la sociedad ni la clase médica demandan la eutanasia o el aborto
¿Cuáles son los retos de la bioética en Europa?
-Hay una ola a favor de la legalización e incluso la ampliación de prácticas como la eutanasia. En Bélgica, por ejemplo, se está debatiendo ampliarla a menores, incapaces, dementes y pacientes con enfermedades degenerativas. Sin embargo, también cada vez hay más oposición. Cuando se legalizó la eutanasia en Holanda, Bélgica y Luxemburgo pensé que en pocos años se iba a extender por toda Europa. Sin embargo, Francia acaba de aprobar unánimemente la ley Leonetti, que concreta los derechos del paciente al final de la vida, pero rechaza la eutanasia.
¿Qué razones se pueden alegar en contra de la eutanasia?
-No tienen por qué ser argumentos morales. También hay razones sociales, jurídicas y políticas que legitiman la oposición a esta práctica.
Por ejemplo…
-Lo que está en juego es el modelo de la medicina que se quiere promover. Legalizar la eutanasia no es reconocer el derecho a disponer de uno mismo, sino otorgar a la clase médica el derecho a disponer de la vida de otro. Por tanto, el rechazo encuentra una justificación en la necesidad de garantizar la integridad de la profesión médica, pues no estimula a los facultativos a la comunicación con el enfermo. Su despenalización se puede volver contra la profesión y arruinaría la relación de confianza y conciencia que define el encuentro entre médico y paciente.
¿Qué alegatos jurídicos pueden esgrimirse?
-Mantener la prohibición penal de la eutanasia ayuda a los profesionales de la salud a mantener sus límites y al paciente a no confundir su disminución física con su dignidad. La penalización de esta práctica desempeña un papel pedagógico fundamental, de tal manera que si se levanta la prohibición de matar, se producirá una banalización del acto eutanásico.
La petición de despenalizar la eutanasia no tiene su origen en un dolor físico o insoportable del paciente, sino en un sufrimiento ligado a una carencia de apoyo. Es más, existe el peligro de que ese derecho sea percibido como un cruel deber.

 

2017-01-23T14:55:36+00:00 01 / 01 / 2010|Opinión|