DOLOR TORÁCICO NEUMOLÓGICO

Inicio/Consejos/DOLOR TORÁCICO NEUMOLÓGICO

DOLOR TORÁCICO NEUMOLÓGICO

Causas

Diversas son las causas de dolor torácico. En el tórax están los pulmones cubiertos por las pleuras, el corazón, el pericardio, la aorta, el esófago, el mediastino (espacio entre los pulmones que contiene ganglios linfáticos, arterias, venas, nervios), los músculos, las  costillas y la columna vertebral dorsal. Los trastornos de estos órganos pueden causar dolor.

Los pulmones no duelen. El dolor por enfermedad pulmonar está causado habitualmente por la afectación de las pleuras o los ganglios del mediastino.

El dolor torácico de causa pulmonar suele tener características pleuríticas. El dolor pleurítico se caracteriza porque el dolor se intensifica con la respiración y con la tos. También los cambios posturales, como sucede en el dolor torácico de origen muscular, pueden aumentar el dolor pleurítico. La pleura más externa o parietal tiene una enorme sensibilidad nerviosa y la inflamación u otro tipo de lesión de la misma es la causa del dolor pleurítico.

El dolor pleurítico es el causado por enfermedades que se originan primariamente en la pleura, como sucede con el neumotórax (entrada de aire entre las dos cubiertas de la pleura, la interna o visceral que recubre el pulmón y la más externa o parietal), inflamación pleural de causa infecciosa o no infecciosa, infiltración por tumor primario -el mesotelioma es el tumor primario de la pleura más frecuente y puede estar relacionado con la exposición al asbesto- o metastático, es decir aquel tumor que tiene su origen en otro lugar del cuerpo –el pulmón y la mama son los tumores que más frecuentemente causan metástasis pleural-. Neumonía (infección pulmonar) y embolia pulmonar también son causas de dolor pleurítico agudo.

En ocasiones la enfermedad pulmonar puede afectar a los ganglios linfáticos del mediastino, como ocurre a veces en el cáncer de pulmón o en algunas infecciones; en otras la enfermedad puede originarse en los propios ganglios mediastínicos, como el linfoma o sarcoidosis. En estos casos el dolor torácico puede localizarse detrás del esternón, ser intenso y opresivo, y no modificarse con los movimientos respiratorios.

El dolor costal o muscular puede tener características pleuríticas y además  puede modificarse, aumentar o disminuir, con las diferentes posiciones corporales.

El dolor torácico de origen cardiaco suele ser opresivo y puede irradiarse a los brazos o al hombro. Puede ceder en pocos minutos, acompañarse de sudoración, relacionarse con el esfuerzo y ceder en pocos minutos. El dolor que se origina en la aorta, por disección o rotura de la misma, puede ser también opresivo y muy intenso. El dolor pericárdico puede ser opresivo y tener características pleuríticas. Se llama pericardio a las dos membranas que recubren el corazón.

El dolor torácico de origen esofágico puede localizarse en la parte posterior del tórax y tener relación con las comidas.

El dolor torácico causado por meteorismo (“gases”) intestinal o gástrico, puede causar en ocasiones problemas de diagnóstico con el dolor de origen cardiaco. Suele mejorar con la expulsión de “gases” (eructos, etc.).

Antes de recomendar tratamiento es muy importante diagnosticar la causa del dolor torácico. Aún hoy, a pesar de todos los grandes avances, los médicos podemos tener enormes dificultades para diagnosticar la causa de algunos dolores torácicos.

Consejos o Recomendaciones

  • Si presenta dolor torácico consulte al médico. No piense lo que muchos piensan: “a ver si pasa”… lo más importante de cualquier dolor torácico es conocer, cuánto antes, cuál es la causa.
  • No hay relación directa entre intensidad del dolor y severidad del trastorno que lo la causa. El umbral del dolor es diferente para cada una de las personas y no disponemos hasta el momento de ningún aparato que determine la intensidad o escala del dolor, como podemos “medir” o conocer el grado de la temperatura.
  • Dele al médico toda la información sobre las características del dolor: inicio; intensidad; tipo; relación o no con las comidas, cambios posturales, esfuerzo o respiración; frecuencia; irradiación; otros síntomas acompañantes; como aumenta o como se alivia; antecedente de dolor de similares características, si existió, cuál fue el diagnóstico y como se solucionó, etc.
  • Si el médico necesita realizar más pruebas de las habituales para conocer la causa del dolor, comparta las decisiones con él después de solicitarle las explicaciones que necesite. Usted es el principal implicado e interesado en la mejor solución del problema y las decisiones compartidas entre el médico y el paciente pueden ser las mejores decisiones.
  • Antes de comenzar el tratamiento pídale al médico que le explique la causa del mismo y que le de un informe escrito con el diagnóstico.
    1. No es excepcional que el médico, incluso después de realizar muchas pruebas diagnósticas, siga desconociendo la causa del dolor torácico. En este caso, si tiene confianza en el médico, siga sus indicaciones o recomendaciones. Si no la tiene puede consultar con otro médico.
2017-01-23T12:46:29+00:00 01 / 01 / 2017|Consejos|