¿Es la sanidad un derecho?

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¿Es la sanidad un derecho?

«La minoría más pequeña del mundo es el individuo. Aquellos que niegan los derechos individuales no pueden pretender además ser defensores de las minorías» (Ayn Rand )

«Los derechos individuales no están sujetos al voto público; una mayoría no tiene derecho a votar la derogación de los derechos de una minoría» (Ayn Rand)

El otro día leía en elmundo.es algo que me llamó muchísimo la atención. El titular principal decía: «La oposición se compromete con la Sanidad Universal» Y tres subtítulos: «Pedro Sánchez dice que derogará la medida en cuanto lleguen al Gobierno». «Han participado partidos sin representación parlamentaria, como Podemos o Equo». «Incluirán en sus programas electorales medidas que garanticen la cobertura para todos».

Me pregunté: ¿Y por qué no comprometerse también a la buena manutención y excelente educación universal, a la (buena) vivienda universal, y a la felicidad de todas las personas que viven en este país? ¿Le han preguntado a los ciudadanos si están de acuerdo con lo que prometen? ¿Van a sufragarlo ellos? ¡Que poco les cuesta prometer y hacer con el dinero de los demás!

    Y me propuse escribir sobre la medicina socializada y si la sanidad es un derecho. Más o menos, una segunda parte de http://joaquinlamela.blogspot.com.es/2013/08/la-sanidad-publica-espanola-no-es-tan.html.

    Pero cuando comenzaba a hacerlo recibí el segundo número de «El espectador incorrecto. Una mirada liberal al mundo», un suplemento que acompañaba a la revista Actualidad Económica del mes de marzo de 2015. Y uno de sus artículos, «La Sanidad no es un derecho», era el discurso pronunciado por el filósofo Leonard Peikoff (http://es.wikipedia.org/wiki/Leonard_Peikoff), el 11 de diciembre de 1993, bajo los auspicios de la asociación Americans for Free Choice (Americanos por la Libre Elección), en una reunión sobre el plan sanitario de Bill Clinton patrocinada por el ayuntamiento y celebrada en el Red Lion Hotel de Costa Mesa, California.

    El plan sanitario con las ideas de Clinton ha sido definitivamente aprobado por el presidente Obama, aunque todavía no está por completo en vigor, debido al rechazo y a la resistencia del partido republicano en el Congreso de los Estados Unidos.

    Lo reproduciré íntegro en este y los dos siguientes porque creo que merece la pena. Usted estará en algo, en todo, o en nada de acuerdo pero me parece interesante que lea lo que dijo este filósofo canadiense, que trabajó con Ayn Rand (http://es.wikipedia.org/wiki/Ayn_Rand). Puede ver las frases de esta filósofa ruso-americana en: http://es.wikiquote.org/wiki/Ayn_Rand.

La sanidad no es un derecho
Nuestro únicos derechos son los derechos a la vida, a la libertad, a la propiedad y a la búsqueda de la felicidad. Eso es todo. Son derechos a actuar, no a recibir recompensas de otras personas.
Por Leonard Peikoff

    La mayoría de las personas que se opone a la medicina pública lo hacen porque aunque sea moral y bienintencionada no es práctica; es decir que es una idea noble pero que no funciona. Yo no estoy de acuerdo en que la medicina socializada sea moral y bienintencionada, pero sí en que no es práctica. , que no funciona, pero mi opinión es que no es práctica porque es inmoral. No es algo que sea noble en teoría pero un fracaso en la práctica, sino algo que es malicioso en teoría y por consiguiente un desastre en la práctica. Mientras la gente crea que la medicina socializada es un plan noble, no habrá manera de luchar contra ella. No se puede detener un plan noble si verdaderamente es noble. La única forma de derrotarlo es desenmascararlo: demostrar que es totalmente lo contrario de noble. En este caso, hay al menos una posibilidad de luchar contra él.
¿Qué significa la moralidad en este contexto? La idea estadounidense de la moralidad está contemplada oficialmente en la Declaración de Independencia. Defiende los derechos inalienables de individuales de cada persona. Pero hay que señalar que el términos «derechos» es un término moral, no sólo un término político.: implica que hay un tipo de comportamiento concreto que es correcto, autorizado y apropiado, lo que constituye una prerrogativa para que sea respetado por los demás y para que no se viole, y por tanto  cualquiera que viole los derechos de una persona es alguien que obra incorrectamente, es moralmente incorrecto, no autorizado y malvado.
Siguiendo con el punto de vista estadounidense, nuestro únicos derechos solo los derechos a la vida, a la libertad, a la propiedad y a la búsqueda de la felicidad. Eso es todo. Según los Padres Fundadores de la nación, no nacemos con el derecho a hacer un viaje a Disneylandia, a tomar una comida en McDonald´s ni a que nos hagan una diálisis renal (ni equivalentes de estas cosas en el siglo XVIII). Tenemos ciertos derechos concretos y solamente esos.
¿Por qué solamente esos? Hay que recordar que todos los derechos legítimos tienen algo en común: son derechos a actuar, no a recompensas de otras personas. Los derechos estadounidenses no imponen obligaciones a los demás, únicamente la obligación de que dejen vivir en paz a cada persona. El sistema garantiza que cada persona tiene la libertad de trabajar para conseguir lo que quiera, no de recibir lo que quiere de otra persona sin trabajar para conseguirlo.
Por ejemplo, el derecho a la vida de una persona no implica que sus vecinos tengan que alimentarle y vestirle, sino que tiene el derecho a ganarse el pan y la ropa que viste con su trabajo, si es necesario trabajando duro, y que nadie pueda obligarle por la fuerza a dejar de luchar por esas cosas o robárselas cuando las ha conseguido. En otras palabras cada persona tiene el derecho a actuar y a quedarse con los frutos de sus acciones y con los productos que fabrica o a comerciar con ellos con los demás si lo desea. Pero no tiene el derecho a los frutos de las acciones o a los productos de otras personas, salvo si ellas acceden voluntariamente a dárselos.
Otro ejemplo. El derecho a la búsqueda de la felicidad es precisamente eso: el derecho a buscar -el derecho a realizar un determinado tipo de acción y a su resultado-, no una garantía de que los demás harán feliz a alguien ni que intentarán que lo sea. De lo contrario no habría libertad en el país: si por el mero hecho de que una persona desee algo, lo que sea, impone el deber a los demás de satisfacer su deseo, entonces los demás no tienen ninguna elección en sus vidas, su opinión no cuenta, carecen de libertad y no pueden buscar su propia felicidad. El «derecho» a la felicidad de una persona a costa de los demás implica que los demás son siervos sin derechos de esa persona; es decir son sus esclavos. El derecho de una persona a algo a costa de los demás implica que los demás no tienen derechos.
Por estos motivos el sistema estadounidense define estrictamente los derechos como los derechos a actuar. Debido a ello, Estados Unidos fue el primer país verdaderamente libreen toda la historia de la humanidad, y poco después, llegó a ser el mejor país de la historia, el más rico y el más poderoso. Llegó a ser el país más poderoso porque su opinión sobre los derechos hizo que fuera el país más moral. Era el país del individualismo y de la independencia personal.

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    Acabo de leer “La Sanidad no es un derecho” de Leonard Peikoff, filósofo, publicado en el magazine El Espectador Incorrecto y el apartado de la asistencia médica lo inicia diciendo esto: “Hay personas que no pueden permitirse el coste de la asistencia médica en Estados Unidos. Pero en un país libre o semilibre son siempre una pequeña minoría. Si fuesen la mayoría, el país estaría totalmente en quiebra y ni siquiera podría pensar en implantar un plan sanitario nacional. En un país libre, esta pequeña minoría tiene que depender únicamente de la caridad privada y voluntaria. Sí, la caridad, la bondad de los médicos o de los ricos, la caridad no el derecho; es decir, no el derecho a recibir los frutos de los esfuerzos y el trabajo de los demás. Y debo decir que esta caridad siempre ha estado presente en el pasado de los Estados Unidos”.
Y continúa: “Los defensores de Medicaid y Medicare bajo el mandato de Lyndon B. Johnson no decían que los pobres o las personas mayores de la década de los 60 recibían una asistencia sanitaria mala, sino que para cualquier persona tener que depender de la caridad constituía una afrenta. Pero lo cierto es que la caridad no se elimina llamándola de otra forma. Si una persona recibe asistencia sanitaria a cambio de nada, simplemente porque respira, sigue viviendo de la caridad, aunque algunos políticos digan que es un “derecho”. Llamarla un derecho si el receptor no gana lo suficiente para pagarla supone simplemente agravar el mal. Sigue siendo caridad, aunque esté ahora extorsionada por las tácticas malévolas del poder y oculta bajo un nombre deshonesto.
Si alguien intenta que todo el mundo tenga derecho a poseer un bien o servicio proporcionado por un grupo concreto de personas, esclaviza a sus proveedores, destroza el bien o servicio y termina privando de él a los consumidores a los que se supone que está ayudando. Si la “asistencia médica” fuese un derecho se esclavizaría a los médicos y por lo tanto se destruiría la calidad de la asistencia médica que prestan, como la medicina socializada en todos los países en los que se ha implantado, como en Canadá (yo nací en Canadá y conozco de primera mano cómo funciona ese sistema)”.
Y más adelante: «En la medicina hay que dejar libre la mente por encima de todo. A la hora de decidir un tratamiento médico para un paciente hay numerosas variables y opciones que la mente y el subconsciente del médico deben tener en cuenta, analizar y sopesar. La vida del paciente depende la esencia interna y privada de la función del médico: depende de la información que le llega al cerebro y de cómo procesa el cerebro esta información».
Después pone ejemplos de la sanidad en Estados Unidos, como el de las prohibiciones a los médicos generales de pedir consultas a los médicos especialistas para ciertos diagnósticos en el Medicare.
Y se pregunta: «Le gustaría que su caso fuera tratado de esta forma por un médico que tuviera en cuenta sus necesidades médicas de forma objetiva y también las exigencias contradictorias e ininteligibles de noventa agencias públicas estatales y federales distintas? Si usted fuera un médico, podría satisfacer a todas las partes? ¿Podría hacer planes, trabajar o hacer frente a los inexcrutable? ¿Pero cómo podría negarse a hacerlo? Esas agencias son reaales y están consiguiendo rápidamente

La oposición se compromete con la Sanidad Universal

Pedro Sánchez dice que derogará la medida «en cuanto lleguemos al Gobierno»

Han participado partidos sin representación parlamentaria, como Podemos o Equo

Incluirán en sus programas electorales medidas que garanticen la cobertura para todos

2017-01-23T15:45:17+00:00 01 / 01 / 2014|Opinión|