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Sociedades médicas

«No muerdas la mano que te da de comer» (Refrán castellano)

    El 2 de abril de 2013, en la revista de internet www.isanidad, Isabel González titulaba la noticia que desarrollaba a continuación como «Desafortunadas declaraciones de José Ignacio Echániz: las sociedades científicas defienden intereses comerciales». Decía que el Consejero de Sanidad de Castilla La Mancha y secretario nacional de Sanidad y Asuntos Sociales del Partido Popular, al inicio del Consejo Interterritorial comenzó tratando el tema del rechazo que algunas sociedades médicas han manifestado al borrador del calendario de vacunación único que prepara el Gobierno y las Comunidades Autónomas, y que en la rueda de prensa realizó unas desafortunadas declaraciones sobre las sociedades científicas que han desatado una polémica tanto dentro de ese colectivo como en el mundo sanitario en general. Y citaba algunas de sus declaraciones: «las sociedades científicas se financian con el apoyo de los laboratorios y defienden intereses comerciales; los consejeros y la Administración Pública velan por la salud de los ciudadanos». Las sociedades que criticaron este calendario de vacunación fueron la Asociación Española de Pediatría (AEP), la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH) y la Asociación Española de Vacunología (AEV). Al parecer Echániz, no contento con sus declaraciones, contestó con un «ahora cada uno debe poner esto en una balanza y pensar qué intereses defiende», donde incluye tanto a consejeros de Sanidad, como a responsables autonómicos de salud pública y responsables de vacunaciones en las autonomías, “cuando estos tres colectivos se ponen de acuerdo es por algo. Enfrente siempre hay elementos que distorsionan y defienden intereses que no son los de la salud pública».
Isabel González terminaba diciendo que desde la Consejería de Sanidad de Castilla la Mancha, se ha mandado un comunicado suavizando las declaraciones de Echániz: «El consejero respeta profundamente su papel profesional (el de las sociedades científicas), aunque no está de acuerdo con las propuestas de ampliar el número de vacunas», y añaden que el consejero, «pide que se trabaje con evidencias científicas».
Bueno, pues yo que conocí y pertenecí durante muchos años a la Sociedad Española de Patología Respiratoria y Cirugía Torácica (SEPAR) y todavía pertenezco a la Sociedad Gallega de Neumología (SOGAPAR) y al ACCP (Colegio Americano de Médicos del Tórax) tengo que decir que el doctor Echániz no anda muy desacertado. Creo que tiene mucha razón cuando dice que las Sociedades Médicas (creo que es mejor llamarlas así) se financian sobre todo con el apoyo de los laboratorios farmacéuticos y defienden intereses comerciales. Claro que sí. No hace falta más que ver las webs de todas o casi todas las sociedades médicas. Allí están los nombres de los patronos o padrinos protectores, que son los laboratorios farmacéuticos y/o empresas tecnológicas, dependiendo del tipo de sociedad médica que se trate.
La industria farmacéutica sufraga la mayor parte de los gastos de los múltiples congresos médicos anuales, de las becas que las sociedades conceden a sus miembros, etc., porque las cuotas de los afiliados solo dan para subvencionar una pequeñísima parte de los gastos.
Además los laboratorios farmacéuticos de este país financian la asistencia de muchos médicos a congresos nacionales e internacionales, incluidos, por supuesto, los gastos de la inscripción, viajes y hoteles. Y aún tratan mejor a los miembros directivos de estas sociedades, a quienes habitualmente conceden la mayor parte de las participaciones, bien remuneradas, como moderadores en mesas redondas y conferencias patrocinadas por ellos.
Y, en mi opinión, hasta  influyen de una forma indirecta en las elecciones de los miembros directivos. Sería casi imposible que presidiera una sociedad médica algún doctor que no tuviese una buena relación con estos “patronos”.
Claro que tiene razón el doctor Echániz. Además, esta relación tan “íntima” es perjudicial para los pacientes, y también para el resto de los ciudadanos por el aumento continuo, y al menos en parte injustificado, del gasto farmacéutico.
Continuamente, en las revistas médicas más serias de países europeos y americanos, se denuncian estas relaciones inapropiadas entre médicos y empresas farmacéuticas. Desde los propios laboratorios farmacéuticos y los Ministerios de Sanidad de muchos de los países europeos, norteamericanos, australianos, etc., se toman medidas cambiando todo para que nada cambie, siguiendo al pie de la letra la tan famosa frase del autor de “Il Gattopardo”, Giuseppe Tomasi di Lampedusa: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.
Mientras los médicos que se lo merezcan no puedan llevar una vida desahogada desde el punto de vista económico, se les financie la formación continuada por el empleador (hospital público o privado), y se vete esta relación de camaradería con los visitadores de los laboratorios farmacéuticos todo seguirá igual.
Y si todo sigue igual, acabaremos los médicos haciendo de intermediarios entre la industria farmacéutica y el enfermo, si no lo estamos haciendo ya, ahora.
Cuando estaba finalizando este artículo leía en el New York Times del 11 de junio un artículo de Jerry Avorn, profesor de medicina en Harvard, médico internista en el Hospital Brigham and Women´s de Boston, y autor del libro «Powerful Medicines: The Benefits, Risks, and Costs of Presciption Drugs» (Medicamentos potentes/poderosos: los beneficios, riesgos, y costos de los medicamentos de prescripción»), titulado «Healing the Overwhelmed Physician» (Curación del Médico Abrumado/Sobrepasado) en el que cuestiona las nuevas directrices o guías clínicas de la Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos para el tratamiento de la diabetes. Este doctor escribe: «Estas directrices elevan a muchos medicamentos de segunda o tercera línea a posiciones superiores en la jerarquía de prescripción, rivalizando con la salida de estas posiciones de medicinas indiscutibles como la metformina, un medicamento genérico antidiabético barato. Además en estas directrices de tratamiento de la diabetes, los autores enfatizan los riesgos de tratamientos establecidos como la insulina y la glipizida, los cuales ahora en el resumen de estas guías llevan unas etiquetas de advertencia de color amarillo. Varios de los nuevos medicamentos ahora promovidos para el tratamiento son caros y recién llegados, y carecen de los antecedentes de la eficacia clínica y la seguridad que tienen los tratamientos más antiguos, potencialmente desplazados. Estos cambios fueron hechos, aparentemente, para dar a los médicos más opciones de tratamiento para sus pacientes. Pero también hay la preocupación de que los autores pudieran haber sido influenciados por otro factor: los fabricantes de algunos de estos nuevos medicamentos financiaron el desarrollo de estas directrices, y muchos de los autores son consultores a sueldo de estas compañías farmacéuticas. Ya hemos estado aquí antes. Hace varios años, otras directrices recomendaban tratamiento agresivo con eritropoyetina para el tratamiento de la anemia de los pacientes con enfermedad renal, aunque las dosis más altas aumentaban sustancialmente el aumento del riesgo de ataque cardiaco, accidente cerebro-vascular y muerte, con poco beneficio compensatorio. Aquí, también, la sociedad profesional que publicó las directrices, así como muchos de los doctores que le dieron forma, recibían financiamiento de las compañías farmacéuticas que comercializaban el medicamento».

PD.: El mismo autor del artículo del New York Times se refiere así a las directrices o guías clínicas: «Los médicos estaríamos en riesgo de enfermar si tuviésemos que revisar toda la voluminosa evidencia sobre las decisiones clínicas con las que nos enfrentamos a diario. Le llevaría docenas de horas cada semana a un concienzudo médico de atención primaria leer todo lo que él o ella necesitaría para estar al día – una perspectiva vertiginosa e impráctica. Para remediar el problema, muchos grupos de médicos publican guías o directrices de práctica clínica: expertos en una campo de la medicina ordenan mediante la revisión de páginas y páginas de investigación clínica y el estudio minucioso de los medicamentos en una enfermedad médica, y entonces publican resúmenes acerca de los tratamientos que funcionan mejor, de tal forma que en todas partes los médicos puedan ofrecer la atención actualizada más apropiada a sus pacientes”.

www.clinicajoaquinlamela.com

2017-01-23T15:23:45+00:00 01 / 01 / 2013|Opinión|