ES OTRA MUJER, ES OTRO PARTIDO

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ES OTRA MUJER, ES OTRO PARTIDO

Extienda las dos manos sobre esta página del periódico. Imagine que esos diez dedos, con anillos o sin ellos, son los medios que cuenta la Xunta para la educación, la sanidad, los servicios sociales, y lo que sobra, para inversiones y subvenciones justas o para amigos.
Comience a desplazar el dedo pulgar de la derecha o de la izquierda -en esto no hay ideologías- hasta que desaparezca bajo la palma de la mano. Eso es lo que ocurre cada año con el Presupuesto de la Xunta: el diez por ciento se esfuma solo en financiar medicamentos. Luego hay que pagar a los médicos y al personal sanitario, construir o mantener hospitales, comprar tecnología, pagar los recibos de Fenosa… Para que el sistema sanitario gratis y universal se mantenga como lo conocemos, a pesar de sus imperfecciones, varios dedos más de esas manos extendidas se van esfumando debajo de las palmas.
Coloque de nuevo las manos sobre el periódico, pero ahora tenga todos los dedos doblados, haciendo dos puños en los que sobresalgan los nudillos y prepárese a sumar. Entre enero y octubre, se han recetado en Galicia menos de 200 envases del medicamento más barato con el principio activo de la bicalutamida (trata el cáncer de próstata) y más de 40.000 del medicamento más caro con el mismo principio activo. El gasto extra ha sido solo en la bicalutamida de un millón de euros. ¿Del puño derecho o del izquierdo?-da igual- extienda el dedo índice. Llevamos un millón y pasamos a la venlafaxina, un principio activo para la depresión, del que los médicos del Sergas prescribieron unas tres mil cajas hasta octubre de genéricos frente a los 150.000 envases de la marca cara, lo que supuso el sobrecoste de otro millón de euros; estiramos el anular para seguir contando. Llevamos dos dedos y dos millones.
Tienda de zapatillas pijas
Del clopidogrel, para enfermedades vasculares, se han vendido durante lo que va de año 45 veces más cajas de marcas caras frente a las equivalentes genéricas o de marcas más baratas. El sobrecoste pasa de los seis millones. Estire el corazón, el índice, el pulgar y le harán falta otros tres dedos de la otra mano. La suma ya va por los ocho millones solo con tres principios activos. Otro antidepresivo común en las casas es el escitalopram, del que se calcula que se podrían ahorrar siete millones de euros en los tres primeros trimestres del año si se prescribieran las marcas baratas del principio.
Habría que tener tres manos para seguir contando con los dedos los millones que se ahorraría Galicia solo con marcas genéricas o económicas de cuatro principios activos de la lista de más de una treintena de medicamentos que la Xunta propone dejar de recetar y sustituir por genéricos. El montante total que permitiría ahorrar la prescripción de genéricos o de marcas económicas del catálogo de fármacos que ha elaborado la Consellería de Sanidade serían 112 millones de euros. Ni más ni menos que lo suficiente para cubrir los costes de funcionamiento de las infraestructuras médicas durante 20 años.
A pesar de la oposición de la industria farmacéutica, de los visitadores y sus maletines/chistera con billetes de avión a congresos en lugares paradisíacos, de muchos pacientes que quieren la marca de siempre y del PSOE y de la ministra de Sanidad, la conselleira Pilar Farjas ha dado un golpe en la mesa y ha pedido por carta a los 2.200 médicos de cabecera que apliquen el catálogo de genéricos propuesto por la Xunta, a pesar de no estar formalmente en vigor.
El lobby más poderoso del mundo, el farmacéutico, ya tiene instrumentos de presión y seducción suficientes como para que la ministra Leire Pajín, de la que ni Pepe Blanco se fiaba para que coordinase el PSOE y por eso la echaron de la secretaría general del partido, se ponga del lado de las multinacionales por el simple motivo de que la iniciativa para reducir el gasto farmacéutico es de otra mujer y de otro partido político.
A la ministra Pajín no le quita el sueño el coste de la botica porque lo sufragan las administraciones autonómicas, y porque en definitiva está en un ministerio con nombre, funcionarios y sin competencias en la gestión sanitaria. Quizá tenga tal devoción por las marcas caras que concibe el sistema público sanitario como una tienda de zapatillas pijas. El Sergas no está para regalar unas Nike o unas Reebok, sino a prescribir la caja de medicinas más barata a igual principio activo. Quizá Pajín no sepa que la crisis económica que ha obligado a rebajar pensiones o a despedir con 20 días de indemnización amenaza con arrastrar a la quiebra el sistema sanitario.

2017-01-23T15:09:42+00:00 01 / 01 / 2010|Opinión|