TIM HUNT, PREMIO NOBEL DE MEDICINA

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TIM HUNT, PREMIO NOBEL DE MEDICINA

«LA QUIMIOTERAPIA ES UNA TERAPIA POCO RACIONAL»

XL Semanal/Noviembre 2010

Es un experto en las alteraciones de la división celular, lo que dicho de forma prosaica significa «cáncer». Cree que todavía nos falta mucho para erradicar la enfermedad, pero eso no afecta a su buen humor ni a sus provocadoras afirmaciones. Enemigo declarado del tabaco, apuesta por la prevención y la investigación sin prejuicios. Hablamos con el científico más rebelde.

Tim Hunt ríe sin parar. Tanto la sesión de fotos como la entrevista están salpicadas por continuas carcajadas y a menudo el interlocutor no sabe exactamente qué es lo que le ha hecho reír. Habla de cosas muy serias -el cáncer, la investigación, la muerte-, pero haciendo gala de un humor envidiable. Viéndolo pasear por la calle o en el metro, uno nunca diría que se encuentra ante un premio Nobel de Medicina. Sin embargo, hace ahora diez años pasó a formar parte de ese «selecto club» -como él mismo lo llama- por sus descubrimientos. Si algún día logramos vencer el cáncer, él habrá aportado un importante grano de arena.

XLSemanal. ¿Podría explicarnos el descubrimiento que le hizo merecedor del Nobel?
Tim Hunt. Descubrí una clase de enzimas que provocan la división celular. Se encienden y se apagan y, luego, se destruyen. Así que siempre que me lo preguntan, respondo que fue porque vi una cosa que desaparece. ¡Es un poco decepcionante! (carcajada), pero resultó ser algo muy importante.

XL. ¿Y por qué era tan importante?

T.H. Porque nadie había pensado que una cosa así era posible. Fue un absoluto descubrimiento. Cuando lo vi, se abrió una puerta a un montón de posibilidades. Es como levantarte por la mañana y ver nieve en todas partes, sin huellas. ¡Es algo maravilloso!

XL. Aquello que desaparecía era la ciclina, que controla la división celular. ¿Cómo lo hace?
T.H. Siempre he tenido dificultades para explicarlo… Por ejemplo: si construyes un edificio, necesitas andamios y, por supuesto, tienes que retirarlos antes de entrar a vivir. Son fundamentales para levantarlo, pero después es sólo un estorbo y es feo. Pero tampoco es exactamente lo mismo. ¿Un interruptor, quizá? No lo sé. Me cuesta encontrar la analogía.

XL. ¿El nombre, «ciclina», era por su función en el ciclo celular?

T.H. No, no. Yo, en aquella época, era un ávido ciclista. De joven solía irme con un amigo a montar en tándem alrededor de Oxford. Solíamos dar largos paseos. Cuando luego vi esta cosa que iba y venía de una manera muy cíclica, el nombre fue una cosa muy natural. Pero es un chiste (ríe).

XL. Y dio con ello de casualidad…
T.H. Fue suerte, sí. Por ejemplo, tuve un estudiante ese año que hizo el mismo experimento varias veces, pero nunca vio esta cosa desaparecer. No sé qué estaba haciendo mal técnicamente [ríe de nuevo]… Es importante en esta rama de la ciencia tener cierto Keeling con tus manos, hacer las cosas bien.

XL. Y usted lo tuvo.

T.H. Yo me había dado cuenta de que los huevos de erizo estaban muy especializados en una cosa: la división celular. Y me comenzó a interesar mucho este proceso. Así que en el fondo de mi cabeza perseguía estas cosas. Y cuando lo vi, lo tuve claro. Aunque luego me costaba articularlo, explicarlo a otras personas. Todo lo que veían era mi entusiasmo. Me miraban como si estuviese loco.

XL. Pero las convenció.

T.H. La gente dice que deberías ser capaz de explicar fácilmente lo que haces, pero no siempre es verdad. Por ejemplo, ¿cómo atraviesa la luz el cristal? Es una observación muy sencilla, pero la explicación desde un punto de vista atómico es complicadísima. ¡Yo no lo puedo entender! Me falta bagaje matemático y físico. No se puede explicar en términos en que tu abuela pudiera entenderlo. Otras cosas tienen explicaciones sencillísimas. Pero si fuese tan sencillo, alguien lo habría averiguado antes; así que yo tuve mucha suerte: la explicación era sencilla y nadie había dado con ella.

XL. ¿Y por qué no?

T.H. Por sus prejuicios. También porque las técnicas sencillas que revelan este comportamiento habían sido inventadas poco tiempo atrás. Es como si usas un nuevo telescopio que te permite llegar más allá.

XL. ¿Qué pasará en el futuro en este terreno?
 
T.H. Es interesante. Ahora veo cosas que antes parecían imposibles. Por ejemplo, la secuenciación del ADN. Cuando yo estudiaba, nos decían que nunca sería posible hacerlo. Pensaban en términos viejos. Hoy día es una rutina y algo increíblemente barato. Se puede secuenciar el genoma, el ADN de las células cancerígenas y compararlo con el ADN de las células normales. Y decir: «Mira, aquí tenemos 25.000 mutaciones en estas células comparadas con las otras». Podemos ver que en algún lugar de esas mutaciones hay algo que causa el cáncer. ¡El problema es que el número es así de elevado! [ríe]. ¿Es sólo una de esas mutaciones la que lo causa? ¿Si la encontramos y la corregimos eliminamos el cáncer? ¿O es una combinación de algunas de ellas? ¿Cómo asocias el comportamiento de una célula cancerígena con estas mutaciones? Algo falla, algo falta, pero ¿qué? ¿Por qué se pierde el control del metabolismo? Yo creo que no hay bastante gente estudiando el control del crecimiento celular.

XL. ¿Cree que por ahí deberían ir los tiros?
 
T.H. No lo sé a ciencia cierta. Si fuera así, yo mismo lo haría. Pero me gustaría ver a más gente estudiando en esa línea, y no la hay. La gente prefiere medir cosas, encontrar un oncogen: un gen conocido que cuando se torna demasiado expresivo pueda causar cáncer; pero eso es algo puramente descriptivo y nada analítico. No es que sea totalmente inútil, pero no están dirigiendo la pregunta hacia donde deberían.

XL. ¿Y cuál es esa pregunta?

T.H. La pregunta es: ¿por qué las cosas permanecen como son? Por ejemplo, la piel. ¿Cómo consigue mantenerse equilibrada? Pasa lo mismo con todos nuestros órganos y con nuestra cara. Nos hacemos mayores y nos salen arrugas, pero básicamente permanece idéntica. Es interesante ver cómo las cosas permanecen iguales. Y es justo lo contrario de lo que pasa con las células cancerígenas: que cambian.

 

2017-01-23T15:08:58+00:00 01 / 01 / 2010|Opinión|