Regreso a casa después de estar en el hospital (Conceptos Básicos)

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Regreso a casa después de estar en el hospital (Conceptos Básicos)

Regreso a casa después de estar en el hospital (Conceptos Básicos)

¿Qué debo hacer cuando regrese a casa del hospital? — Si regresa a su casa después de estar en el hospital, es muy importante que averigüe algunas cosas que debe incluir un plan de alta.
Cuando salga del hospital, el personal debe darle:

  • Una explicación por escrito de por qué estuvo en el hospital
  • Una lista por escrito de todas las medicinas que debe tomar, con instrucciones sobre cómo tomarlas y cómo conseguirlas
  • Instrucciones por escrito sobre qué hacer si su padecimiento cambia o tiene algún signo de advertencia
  • Detalles por escrito de todas las citas médicas a las que debe asistir después de salir del hospital
  • Instrucciones por escrito sobre cómo obtener los resultados de cualquier prueba que se haya realizado y que no hayan sido recibidos en el momento en que usted salga del hospital
  • Los datos de contacto de un miembro del personal del hospital que pueda responder sus preguntas.

Pregunte a sus médicos y enfermeros:

  • ¿Por qué tuve que quedarme en el hospital?
  • ¿Qué medicinas necesito tomar ahora?
  • ¿Cuándo debo ver a mi médico y qué información debo darle sobre este período en el hospital?
  • ¿A qué señales de advertencia debo estar atento ya que podrían indicar que regresó mi problema?
  • ¿A quién puedo llamar si tengo preguntas?
  • ¿Necesito cambiar mi dieta o estilo de vida?

Motivo por el cual se hospitalizó — Muchas personas dejan el hospital sin comprender realmente el motivo por el que fueron allí en primer lugar. Antes de irse, asegúrese de averiguar el motivo por el que permaneció en el hospital. Averigüe:

  • Qué información obtuvieron los médicos sobre su padecimiento
  • Qué hicieron los médicos para tratar su padecimiento
  • Si era un problema nuevo o estaba relacionado con un problema de salud que ya tenía

Medicinas — Muchas personas dejan el hospital con una gran cantidad de recetas nuevas. En algunos casos, continúan tomando las mismas medicinas que tomaban antes y en otros, dejan de tomar las medicinas que estaban tomando.
Mientras todavía esté en el hospital, pida una lista de todas las medicinas que necesitará cuando vuelva a casa. Pregunte qué modificaciones se realizaron a sus medicinas desde que ingresó al hospital y por qué. Es especialmente importante preguntar si deberá tomar medicinas nuevas junto con las viejas, o si debe tomar las medicinas nuevas en lugar de las viejas.

Si cree que podría tener problemas para conseguir sus medicinas o pagarlas, mencione este asunto a su médico o enfermero en el hospital. Con frecuencia hay formas de manejar esos problemas, pero debe decírselo a algún miembro del personal del hospital.

Todas las medicinas tienen al menos 2 nombres, uno comercial y uno genérico. Asegúrese de preguntar por el nombre comercial y el genérico de las medicinas que debe tomar. En algunos casos, las personas toman accidentalmente la misma medicina dos veces, porque tienen un frasco con el nombre genérico y uno con el nombre comercial, y piensan que son distintas medicinas cuando en realidad son iguales. Por lo general, las medicinas de marca y las genéricas ni siquiera tienen el mismo aspecto. Las píldoras son de distinta forma o color, así que es fácil confundirse. Esto puede ser peligroso.

Cuando vea a su médico habitual después de regresar a casa del hospital, pídale que repasen juntos sus medicinas de nuevo. Es muy importante que comprenda qué está tomando y por qué. Tal vez pueda usar la lista de medicinas que le dieron en el hospital, pero si por algún motivo no tiene una lista, prepare una con la ayuda de su médico habitual o farmacéutico.

Consultas de seguimiento — Después de dejar el hospital, es muy importante que realice una consulta de seguimiento con un médico o enfermero. Es posible que deba ver a su médico habitual o enfermero; o quizás deba ver al cirujano o especialista a cargo de su tratamiento en el hospital.
Mientras todavía esté en el hospital, averigüe quién deberá encargarse de su seguimiento.
En algunos casos, el personal del hospital programará una cita para usted antes de que regrese a casa, pero si eso no sucede, haga usted mismo la cita.
Cuando llame para programar la cita, explique que acaba de salir del hospital y que necesita realizar una consulta de seguimiento de inmediato. Asegúrese de que el médico o enfermero que realice el seguimiento sepa en qué hospital estuvo. De esa forma, puede intentar obtener una copia de sus registros médicos antes de su consulta.

Señales de advertencia — La mayoría de los padecimientos médicos que pueden hacer que deba quedarse inesperadamente en el hospital causan ciertos síntomas antes de que sean realmente graves. Estos síntomas o señales de advertencia a veces se conocen como “banderas rojas”. Son la forma que tiene su cuerpo de decirle que algo anda mal. Si aprende a reconocer y prestar atención a esas señales de advertencia, posiblemente pueda detener estos problemas antes de que sean demasiado graves.
Pregúntele a su médico o enfermero qué síntomas requieren su atención. Además, pregunte qué debe hacer si aparecen. Según la señal de advertencia, es posible que deba:

  • Tomar más medicina
  • Llamar al médico
  • Pedir una ambulancia (en Galicia 061)

Contacto en el hospital — Después de que le hayan dado el alta del hospital, a veces es difícil encontrar a alguien que conozca su caso. Por este motivo, es una buena idea pedir la información de contacto de alguien en el hospital antes de irse. De esa forma, si tiene preguntas sobre su estadía en el hospital, sabrá a quién preguntarle. Esto es especialmente importante si no tiene el resultado de todas sus pruebas cuando deja el hospital.

Cambios en la dieta y el estilo de vida — Según el padecimiento médico que tenga, los alimentos que come y la forma en que vive podrían tener un gran impacto sobre su salud. Si tiene insuficiencia cardíaca, por ejemplo, consumir demasiada sal (sodio) puede hacer que deba regresar al hospital. Si tuvo un accidente cerebrovascular (derrame) o un infarto, dejar de fumar reduce en gran medida las posibilidades de tener otro infarto o accidente cerebrovascular (derrame). Antes de dejar el hospital, averigüe qué cambios debe realizar en su estilo de vida.

(Según Up-To-Date)

¡Le deseo un Feliz Otoño-Invierno, con muy buena salud!

IV. ENERO 2010
Recuerde:
“Salud no es visitar mucho a los médicos, ni tomar medicamentos; salud es no fumar, comer poco y caminar mucho”

V. ABRIL 2010
En la primavera, por los cambios frecuentes de temperatura son habituales los resfriados que acaban casi siempre en bronquitis agudas (tos seca al principio y posteriormente con expectoración mucosa o mucopurulenta), y no son necesarios los antibióticos, porque son infecciones víricas, salvo complicaciones  como sinusitis o neumonía.
Prepare bien el cuerpo y la mente para el verano:

  • Deje de fumar.
  • Haga ejercicio.
  • Acuéstese pronto y levántese temprano.
  • Trabaje y ría mucho.
  • Utilice mucho POR FAVOR y GRACIAS.
  • Tome pocas bebidas alcohólicas.
  • Coma un poco menos si está por encima de su peso ideal.
  • Si nota síntomas no habituales que duran más de unos pocos días consulte al médico.
  • Si acude al médico, pregúntele a que son debidos sus síntomas, cuál es el diagnóstico, antes de tomar medicamentos.

GRACIAS

VI. Junio 2010
 
Llega el verano y pronto llegará el otoño. Es un momento fenomenal para decidirse por la salud, dejando de lado, todo aquello que pueda deteriorarla, averiarla. No vale “intentar” dejar los hábitos no saludables, hay que “hacer”. El otro día una conocida señora de un ex importante político declaraba que era una fumadora que se arrepentía todos los días. Ojalá que esta señora no tenga en el futuro problemas derivados del tabaquismo, que no le permitan seguir arrepintiéndose todos los días, porque con el tabaco no hay una segunda oportunidad, como sí había en aquel famoso programa de tráfico que hacía el buen director y presentador Paco Costas.
Continuamente los pacientes nos repiten a los médicos “voy a intentar comer menos”, “voy a intentar dejar de fumar”, “voy a intentar dejar de tomar bebidas alcohólicas” y siguen haciéndolo, como antes de “intentarlo”. Recuerde, todo es imposible mientras a  uno se lo parece. Un ejemplo, se les explica en la Clínica a los pacientes la maniobra que tienen que hacer para realizar una espirometría, algunos/as comentan, ¡no voy a ser capaz de hacerla! Y son los únicos que no logran hacerla. (Vea el “cuento” del niño y la solución de Einstein en………
Recuerdo una señora que acudió a la Clínica para que le ayudara a dejar de fumar y me dijo que a ella el solo hecho de pensar en dejar de fumar la ponía enferma. Le recomendé que volviera cuando dejase de pensar así.
Si no siguió las recomendaciones de la PRIMAVERA (V), aún está a tiempo:

  • Deje de fumar, si lo hace. Puede hacerlo. Para dejar de fumar solo hay que dejar de fumar y resistir el síndrome de abstinencia durante unas semanas.
  • Haga ejercicio. Camine o corra mucho durante todo el verano, más aún durante las vacaciones, o haga otro tipo de ejercicio que le guste más, mejor a primeras horas de la mañana o últimas de la tarde. Decía Teresa de Calcuta, “si puedes trotar, trota, cuando no puedas trotar, camina; cuando no puedas caminar ayúdate con un bastón, pero no dejes de moverte”
  • Acuéstese pronto y levántese temprano
  • Ríase mucho todo el verano
  • Aproveche para estar con los buenos amigos
  • Tome pocas bebidas alcohólicas
  • Coma poco si está por encima de su peso ideal
  • Evite tomar el sol en las horas punta, sobre todo de 2 a 5 de la tarde
  • Si bucea hágalo con mucha precaución
  • Si nota síntomas no habituales que duran más de unos pocos días consulte al médico.

VII. OCTUBRE 2010

  • Prepárese bien, física y psicológicamente, para la nueva década que comenzará dentro de pocos meses. Las exigencias de todo tipo serán mayores, porque la crisis económica nos ha golpeado fuerte.
  • Trabaje mucho.
  • De ejemplo a sus hijos (lo del tío de Nadal….)
  • Lea mucho, ya sea para mejorar la formación en la tarea o profesión que desarrolla o para entretenerse con una buena novela o ensayo.
  • Vea solo los programas de TV que “valgan la pena”. Frecuentemente “gastamos” el tiempo delante del televisor, viendo algo que no nos interesa.
  • Ha terminado las vacaciones. Es fenomenal volver a reunirse con los amigos que hacía semanas o meses que no veía. Pasar un rato alegre, con las personas que está uno a gusto, es muy saludable.
  • Haga ejercicio. No se preocupe por el frío. Abríguese, pero no deje de caminar.
  • No gaste el dinero en cosas que no necesita. Según dicen los que entienden, lo peor de la crisis económica aún puede estar por llegar. En mi aldea siempre he oído decir a las personas mayores que hay que guardar algo de dinero por si surge una necesidad, o enfermedad, que es a lo casi siempre se referían al hablar de necesidad. No es por defender mi profesión: creo sinceramente que pagarle a un buen profesional médico, por una consulta rápida o una segunda opinión, es un dinero mejor empleado que gastarlo en unas copas.
  • Ahorre también para la Navidad que ya está ahí. Es muy bonito demostrar nuestro cariño a las personas más queridas haciéndole regalos en las fiestas de  Navidad o Reyes. Y seguro que también es bueno para nuestra salud.
  • Decía Teresa de Calcuta que era más feliz cuando ayudaba a los demás. Si le sobra el tiempo, dedíqueselo a otras personas que lo necesitan, por ejemplo acudiendo a Residencias de Ancianos para echar una mano en los cuidados de quienes tanto lo necesitan (personas de edad avanzada con enfermedades crónicas, demencias, etc.).
  • Me permito recomendarle la lectura del artículo que publiqué en La Región el último domingo de junio de 2010: “Para disfrutar de buena salud y otras cosas”, que está en la Ventana de Opinión.

VIII. ENERO DE 2011

  • La crisis económica lleva varios años con nosotros. Reproduzco un artículo de Luís María Ansón publicado estos primeros días de Enero en El Mundo referente a la crisis y a las recetas de Albert Einstein para salir de ella.

ALBERT EINSTEIN, l genio científico del siglo XX, sagazmente estudiado y analizado por José Manuel Sánchez-Ron, no reducía su inteligencia a la relatividad. Músico sensible, lector fugaz de poesía y filosofía, su pensamiento se extendía a muy diversas facetas de la vida, como subrayó Ortega y Gasset que le trató durante la estancia del científico en España.
Pues Albert Einstein escribió un párrafo que parece pensado para alentar al atribulado Zapatero, el presidente que se debate ya entre la ignominia y la desesperanza. «No pretendamos que las cosas cambien -escribió el autor de la teoría de la relatividad- si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia».

Los políticos grandes de la Europa del siglo XX se midieron cuando la crisis más zarandeaba al viejo continente. Así Winston Churchill, que amasó la victoria de la libertad con sangre, sudor y lágrimas; así Pío XII, que superó la Guerra Mundial con la Benignitas et humanitas del pensamiento profundo para instalar a la Iglesia en el camino de la democracia victoriosa; así Conrad Adenauer, que condujo a Alemania desde la derrota al triunfo de la esperanza renovada, Graecia capta ferum victorem cepit et artes intulit agresti Latio, que no hay nada nuevo bajo el sol; así Margaret Thatcher, que desbarató el poder agobiante de los sindicatos; así Charles De Gaulle, que devolvió a la Francia humillada por los nazis, el sueño de grandeza… Así tantos y tantos políticos que cicatrizaron con las crisis las heridas de la Historia.
El problema no es la crisis sino la decisión al afrontarla y superarla, al margen de las ocurrencias y los despropósitos. En el pensamiento de Einstein «la verdadera crisis es la crisis de la incompetencia». Varios barones socialistas, y una buena parte de la oposición, creen que ahí está el problema, que el nivel de incompetencia de Zapatero es el que ha ahondado la crisis en España; que la desconfianza que el presidente dadivoso genera en España y fuera de España es la causa sustancial de la crisis y la dificultad para resolverla; que nuestra nación necesita, que el pueblo español exige, la retirada de Zapatero porque coincide con Einstein en que «la verdadera crisis es la crisis de la incompetencia».Bernardino León, Suso de Toro, Philippe Petit, el think tank monclovita, se esfuerzan por hallar una solución al desastre zapatético. Tal vez la encuentren pero la opinión pública acosa ya, desde los más diversos ángulos, al presidente y le exige que se vaya. Son muchos los que piensan que España difícilmente resistirá 15 meses más con Zapatero. Alfonso Guerra en la revista Temas lo ha dejado tan claro que hasta Bibiana Aída lo entendería: «Cambio de líder cuanto antes».
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.

  • Ah!, como cuidar la salud es muy importante también en los tiempos de crisis le invito a leer las recomendaciones dadas en la ventana de Consejos para el Invierno.

Junio 2011
He creído que podía ser interesante que todos meditásemos sobre la Voluntad.

La Voluntad
JOAQUÍN LAMELA LÓPEZ. Médico Neumólogo
“A nadie les faltan fuerzas; lo que a muchísimos les falta es voluntad” (Victor Hugo)
Hace poco le propuse a una excelente psicóloga escribir entre los dos un libro sobre la voluntad. Le enseñé el guión y me dijo que le gustaba. Pero a continuación comentó que si ella encontrase un libro sobre la voluntad en una librería probablemente no lo compraría. Me extrañó su respuesta. Pensaba que los psicólogos, cuando hacen recomendaciones a sus clientes, utilizarían mucho esta u otra frase similar, “debe tener (mucha) voluntad para…”.
Si la voluntad no era atractiva para una psicóloga menos lo sería para el resto de las personas. Por más vueltas que le daba no lograba entenderlo, porque pienso que tener mucha voluntad es lo más importante para conseguir lo que uno se propone. Tener poca voluntad es lo mejor para llegar a ninguna parte. Cuando era pequeño mis padres me decían, «tienes que tener mucha voluntad si quieres ser algo en la vida, si quieres acabar pronto tus estudios, si quieres ser un hombre de bien…». Y recuerdo a los dos dándome buen ejemplo de lo que predicaban. Dar ejemplo no es la mejor forma de influir en los demás, es la única forma, decía Albert Einstein.
No me desanimé. Fui a Wikipedia, donde se define la voluntad como “la capacidad de los seres humanos que les mueve a hacer cosas de manera intencionada. Es la facultad que permite al ser humano gobernar sus actos, decidir con libertad y optar por un tipo de conducta determinado. La voluntad es el poder de elección con ayuda de la conciencia. El actuar humano está orientado a todo aquello que aparece como la mejor opción, desde actividades recreativas hasta el empeño por mejorar en el trabajo, sacar adelante a la familia o ser productivos y eficientes. La voluntad es fundamental para el ser humano, pues lo dota de capacidad para llevar a cabo acciones contrarias a las tendencias inmediatas del momento. Sin voluntad no se pueden lograr objetivos planeados”.
Allí también encontré referencias de libros sobre la voluntad. El de Azorín, escrito en 1962, y el de Arthur Shoppenhauer, pero en ninguno de ellos hallé contestación a mis preguntas: ¿por qué unas personas tienen mucha voluntad y otras tan poca?, ¿la voluntad se hereda, se adquiere a lo largo de la vida o las dos cosas?, ¿se puede tener mucha voluntad en la niñez?, ¿cómo pueden influir los padres en los hijos para que tengan mucha voluntad cuando sean adultos?, ¿tienen más voluntad los ricos que los pobres?, ¿es preciso tener mucha voluntad para ser un millonario decente?, ¿cómo influyen en la voluntad los éxitos y los fracasos?, ¿ven el mundo de forma distinta las personas con mucha voluntad de como lo ven las personas que tienen menos o muy poca?, ¿cómo se puede acrecentar la voluntad?

Los médicos consultamos todos los días a personas que están enfermas por haber tenido poca voluntad. Personas con enfermedades pulmonares, cardiacas y tumorales causadas por haber fumado; con enfermedades hepáticas y esofágicas causadas por haber tomado bebidas alcohólicas, y con enfermedades metabólicas causadas por haber ingerido excesivas cantidades de comida. Una gran parte de estos enfermos, después de informarles el médico que sus enfermedades están causadas por el tabaco, las bebidas alcohólicas o el exceso de ingesta, continúan fumando, tomando bebidas alcohólicas y comiendo lo mismo por no tener voluntad suficiente para cesar de fumar, dejar de tomar bebidas alcohólicas y comer menos.
Aunque no se puede generalizar, habitualmente las personas con mucha voluntad no fuman, no toman cantidades excesivas de bebidas alcohólicas, comen poco y hacen mucho ejercicio.
Pero la excepción confirma la regla. Mi padre, marinero desde muy joven, tenía mucha voluntad para levantarse todos los días muy temprano para ir a pescar y tenía muy poca para dejar de fumar. Siempre le decía que tenía que dejar el tabaco, pero no fue capaz; continuó fumando y cuando lo dejó ya padecía enfermedad pulmonar avanzada. Los últimos años de su vida los pasó respirando oxígeno suministrado por un concentrador, a través de unas cánulas nasales, porque el oxígeno del aire no le era suficiente. Me decía en los últimos meses de vida que se ahogaba y yo no podía ayudarle. Se asfixiaba por no haber tenido voluntad para haber dejado antes el tabaco.
El otro día subía para mi consulta y delante de mí lo hacía una señora gordita que iba a la consulta de un médico reumatólogo que tiene su consulta cercana a la mía. Tardamos más de diez minutos en subir unas veinte escaleras. Subía dos escaleras, se quejaba y se paraba a descansar. Al llegar arriba, después de pedirle permiso a la familia y rogarle a ella que no se enfadara, le dije que hubiera subido mucho mejor aquellas escaleras con menos kilos encima. La familia contestó que ellos se lo decían todos los días pero que ella seguía comiendo lo mismo.
Aunque la herencia influya en la voluntad, creo que esta también se puede fortalecer desde la infancia: 1) Poniendo freno los padres a muchos de los deseos innecesarios de los hijos; en mi opinión, la negativa de los padres a la realización de deseos superfluos de los hijos no tiene por que ser explicada sino mantenida, y este tipo de prohibición no es perjudicial para el cerebro del niño; 2) obligando los padres, y más tarde exigiéndose uno mismo, a realizar tareas o deberes no apetecibles pero sí provechosos (estudiar, trabajar, hacer ejercicio); 3) soportando la ejecución de acciones no trascendentales pero importantes para lograr una vida mejor y más saludable (por ejemplo, levantarse de madrugada para realizar ejercicio antes de ir a trabajar), y 4) resistiendo estoicamente la abstinencia de sustancias a la que uno se había vuelto adicto (tabaco, alcohol, comida).

info@clinicajoaquinlamela.com

VII. OTOÑO 2011

    • Prepárese bien, física y psicológicamente, y siga adquiriendo conocimientos para prepararse mejor, para trabajar o buscar trabajo. En los tiempos de crisis puede haber también buenas oportunidades, si no perdemos el tiempo holgazaneando. Otro nuevo año comenzará en pocos meses. Las exigencias de todo tipo serán mayores, porque la crisis económica nos ha golpeado fuerte.
    • Trabaje mucho. Si no tiene trabajo, es igual, trabaje en lo que sea.
    • Sea un ejemplo para sus hijos.
    • Lea mucho, ya sea para mejorar la formación en la tarea o profesión que desarrolla o para entretenerse con una buena novela o ensayo.
    • Vea solo los programas de TV que “valgan la pena”. No gaste el tiempo delante del televisor, viendo programas que no le sirven de nada.
    • Ha terminado las vacaciones. Es fenomenal volver a reunirse con los amigos que hacía semanas o meses que no veía. Pasar un rato con las personas que esté a gusto, es muy saludable.
    • Haga ejercicio, camine. No se preocupe por el frío, abríguese.
    • No gaste el dinero en cosas que no necesita. Según dicen los que entienden, lo peor de la crisis económica aún puede estar por llegar. En mi aldea siempre he oído decir a las personas mayores que hay que guardar algo de dinero por si surge una necesidad, o enfermedad, que es a lo casi siempre se referían al hablar de necesidad. No es por defender mi profesión: creo sinceramente que pagarle a un buen profesional médico, por una consulta rápida o una segunda opinión, es un dinero mejor empleado que gastarlo en copas o comidas fuera de casa.
    • Ahorre para la Navidad que ya está ahí. Es muy bonito demostrar nuestro cariño a las personas queridas haciéndole regalos en las fiestas de  Navidad o Reyes. Y seguro que es bueno para disfrutar de mejor salud.
    • Teresa de Calcuta decía que era más feliz cuando ayudaba a los demás. Si le sobra el tiempo, dedíqueselo a otras personas, por ejemplo acudiendo a Residencias de Ancianos para echar una mano en los cuidados de quienes tanto lo necesitan (personas de edad avanzada con enfermedades crónicas, demencias, etc.).
    • Me permito recomendarle la lectura del artículo que publiqué en La Región el último domingo de junio de 2010: “Para disfrutar de buena salud y otras cosas”, que está entrando en la Ventana de Opinión.

Mayo 2014

  • Si busca en Google, joaquin lamela lopez, aparecerán todos o casi todos los artículos que he publicado en La Región, casi todos relacionados con la salud, y, de verdad, creo que algunos pueden interesarle. Incluso el Viaje al Monte Pindo, para  escalarlo este próximo verano, que también aparece/apareció  en esta Web.
  • En mi Blog, después de haber dejado de escribir en «La Región», puede seguir leyendo los artículos que publico frecuentemente sobre salud y otras cosas: http://joaquinlamela.blogspot.com.es.
  • Para contactar conmigo puede hacerlo por teléfono, correo electrónico, WhatsApp o Telegram. No dude en hacerlo siempre que lo necesite.
  • Por favor, cese de fumar si fuma, coma menos si tiene sobrepeso, camine mucho y tome pocas bebidas alcohólicas este verano.

Febrero de 2015
Le recomiendo que lea este artículo de mi blog: http://joaquinlamela.blogspot.com.es/2015/02/la-medicalizacion-de-los-medicos.html
Después de leerlo seguro que estará de acuerdo conmigo en las cosas que allí se dicen, muchas de ellas ya comentadas anteriormente aquí mismo. Por todo ello me atrevo a darle algunos consejos:
1. Pregúntele siempre al médico, al finalizar la consulta, cual es el diagnóstico de su enfermedad: el médico debe decirle el diagnóstico o la sospecha diagnóstica. Si solo tiene una sospecha diagnóstica, el médico puede indicarle la realización de otras pruebas; en este caso también debe explicarle los motivos por las que se las solicita.
2. Si el diagnóstico es cierto y le recomienda medicamentos, pregúntele cuales son los efectos beneficiosos esperados y los posibles efectos adversos de esos medicamentos y por qué son necesarios.
3. En Estados Unidos ya es habitual que el paciente le pregunte al médico si tiene alguna relación comercial con los laboratorios farmacéuticos que fabrican el o los medicamentos que le ha recomendado, y si la respuesta es afirmativa le sugieren que le prescriba el genérico.
4. Pregúntele a qué teléfono debe llamarle en caso de presentar efectos adversos con el o los medicamentos que le ha recomendado.

2017-01-23T16:15:04+00:00 01 / 01 / 2017|Consejos|