Infección por COVID-19

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Infección por COVID-19

 

“Un enfermo pega el mal a veinte sanos y mil sanos no pegaron jamás salud a un doliente” (Francisco de Quevedo)

 

Inicialmente, la mayoría de las personas infectadas reportaron exposición a un gran mercado de animales húmedos en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei lo que sugiere un posible origen zoonótico. Sin embargo, a partir de ese momento se demostró la transmisión de persona a persona dentro de las familias y entre las personas que no habían estado en el mercado de Wuhan. Hoy ya se ha extendido a la mayor parte de los países.

La transmisión de persona a persona es a través de gotas al toser o estornudar, incluso es posible que pueda transmitirse estando cerca de una persona que hable alto, o por contacto directo con el virus y después llevándolo a través de las manos a la cara (ojos, nariz o boca). El virus puede vivir desde horas a varios días en diferentes materiales (plásticos, piel, papel y cartón, hierro u otros metales).

Antes, al principio, se investigaba si una persona con síntomas había viajado a China o había estado en contacto con una persona que había viajado. Hoy, ya no hace falta haber estado en contacto con una persona que padezca la infección por COVID-19, sino que se puede adquirir la enfermedad al estar en contacto cercano con personas enfermas no diagnosticadas o por contacto con el virus a través de fómites (cualquier objeto carente de vida o sustancia que, si se contamina con algún patógeno viable, tal como bacterias, virus, hongos o parásitos, es capaz de transferir dicho patógeno de un individuo a otro).

El periodo de incubación antes de la aparición de los síntomas puede variar entre 2 y 14 días. Los síntomas más frecuentes son fiebre, tos, cefalea, dolores musculares y también puede haber diarrea. Y puede existir dificultad respiratoria. Si causa neumonía (infección de los pulmones), suele ser bilateral y empeora el pronóstico.

En las personas jóvenes e inmunocompetentes el curso y pronóstico de la enfermedad suele ser leve, pero en las personas de más edad y con enfermedades crónicas del corazón, diabetes, y otras enfermedades crónicas o personas inmunodeprimidas, aumenta el riesgo de una evolución desfavorable.

Existe la preocupación de que los pacientes con síntomas leves pueden propagar más fácilmente los virus al no estar diagnosticados y aislados. No existe ninguna vacuna para prevenir la infección. Por lo tanto, la identificación temprana y la prevención de la transmisión es de primordial importancia.

 

Prevención de la infección, exposición y propagación:

  • Lavado de manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos, frecuente, y siempre después de haber tocado algo que pueda estar contaminado con coronavirus. Si no hay agua y jabón disponible, use desinfectante para manos a base de alcohol.
  • Evite tocarse los ojos, nariz o boca sin lavarse las manos.
  • Evite el contacto cercano con personas enfermas (y sanas).
  • Si no le da tiempo de toser en un pañuelo de papel y luego desecharlo en la basura, tosa en la parte interna del codo.
  • Limpie y desinfecte objetos y superficies que se tocan con frecuencia.
  • Busque atención médica si tiene síntomas o ha estado expuesto a personas que padecen la enfermedad.

 

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2020-04-07T11:58:36+00:00 07 / 04 / 2020|Actualidad|