EL PROFESOR DE BARCELONA ENTRA MAÑANA EN LA REAL DE MEDICINA
La Real Academia de Medicina recibirá mañana académico de honor a Ciril Rozman, ejemplo viviente del humanismo médico en España. Su ingreso será precedido por un discurso sobre la vocación médica en el que resaltará la necesidad de mantener siempre el compromiso ético.
Álvaro Sánchez León – Lunes, 22 de Marzo de 2010 – DIARIO MÉDICO
El profesor emérito de la Universidad de Barcelona Ciril Rozman será recibido mañana como académico de honor en la Real Academia de Medicina tras su discurso sobre La vocación del médico, cuya esencia queda reflejada en esta entrevista.
¿Ha cambiado el paradigma del médico español entre el siglo XX y el XXI? -Muchos factores han influido en las modificaciones de nuestro ejercicio. Probablemente, uno de los más importantes ha sido el cambio en la relación médico-enfermo. Del clásico modelo paternalista se ha pasado a una negociación entre dos personas adultas, lo cual es positivo. Sin embargo, esta nueva relación se asocia con un incremento de demandas por negligencia. Ante ello, el profesional recurre a la llamada medicina defensiva con numerosas exploraciones complementarias, lo cual resulta más caro y más peligroso para el propio paciente.
¿Por qué ahora se habla más de profesionalismo, porque se echa en falta o porque es más fácil progresar constantemente hacia la excelencia? -Hay una excesiva diferencia entre el tipo de médico que tenemos y el médico que sería ejemplo de profesionalismo, es decir, aquél que sin renunciar a los derechos de un merecido descanso y de una vida familiar digna, asuma la profesión con sentido vocacional que impregne todas las facetas de su vida.
«La Medicina ha perdido en humanismo. Aunque cure más, consuela y alivia menos. Muchos pacientes echan de menos la empatía del médico»
¿Corre riesgo el humanismo de la profesión? -Es indudable que la medicina actual ha perdido en humanismo. Aunque cure más, consuela y alivia menos. Numerosos pacientes echan en falta la empatía necesaria entre los profesionales que les atienden.
Los nuevos médicos, ¿entienden más a la enfermedad que al enfermo? -En el decálogo del nuevo profesionalismo que define al médico que queremos figura la siguiente definición: un médico que trate pacientes, no enfermedades, es decir, aquél que adapte las entidades nosológicas al contexto individual del enfermo y le haga partícipe en las decisiones relativas al tratamiento de sus afecciones.
¿Hay arte médico en una sanidad de protocolos? -La asistencia protocolizada es útil, pues contribuye a su eficiencia. Sin embargo, el médico debe reservarse el derecho de ajustar el protocolo a cada enfermo. Justamente esta atención individualizada constituye la esencia del arte médico.
¿El médico seguirá entendiendo la tecnología como un medio, y no como un fin? -Se abusa de las exploraciones complementarias. La esencia del proceso diagnóstico debería seguir siendo una buena historia clínica y una detenida exploración física, a partir de las cuales se generan ya las correspondientes hipótesis. Tan sólo después se recurrirá de forma proporcionada a las pruebas de laboratorio, de imagen y otras.
¿Los representantes de la profesión velan por cada médico de la calle? -Me parece que no se puede generalizar y que debe haber de todo. Mi opinión sobre los colegios de médicos y las sociedades es bastante favorable.
¿Cree conveniente poner en marcha un proceso de recertificación periódica del profesional -La formación continuada es absolutamente imprescindible. Respecto a la recertificación periódica, no me parece que en estos momentos haya el suficiente consenso para imponer su obligatoriedad. Lo más idóneo sería favorecer la reevaluación voluntaria mediante incentivos como la consecución de méritos para la carrera profesional u otras formas de promoción.
¿El compromiso ético del médico se mantiene? -No tengo ninguna duda en afirmar que nuestra profesión es de tipo vocacional y consiste en anteponer siempre el bienestar de los pacientes a los propios intereses. Este compromiso ético constituye la esencia de ser médico y no debería perderse jamás.
¿Es normal que el médico de hoy se postule de manera tibia frente al aborto o al debate de la eutanasia? -En un Estado laico los comités que asesoran al poder legislativo deben seguir las normas de una bioética civil, no religiosa. Ante leyes que vulneren su ideario moral, el profesional debe tener el derecho de objeción de conciencia. Si la esencia de la Medicina ha sido siempre procurar a nuestros pacientes una vida más larga y mejor, no es extraño que el sector muestre una notable incomodidad ante la cultura de la muerte