FALSAS CREENCIAS SOBRE LOS MEDICAMENTOS

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FALSAS CREENCIAS SOBRE LOS MEDICAMENTOS

JOAQUÍN LAMELA LÓPEZ. Médico Neumólogo

“El buen médico es el que conoce la inutilidad de la mayor parte de las medicinas” (Benjamin Franklin).
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Hoy analizaré dos falsas creencias relacionadas con los medicamentos.
    Los medicamentos ya no tienen efectos secundarios nocivos – Los medicamentos tienen los mismos efectos adversos que antes o incluso más. Todos nosotros hemos conocido recientemente las complicaciones que ocasionaron unos nuevos fármacos antiinflamatorios y, como consecuencia de ellas, tuvieron que ser retirados del mercado farmacéutico. Y los efectos indeseables a largo plazo de los tratamientos hormonales que se recomendaban para disminuir las perturbaciones de la menopausia.
La competitividad entre las compañías farmacéuticas es enorme y por eso intentan acelerar los plazos para que el preparado consiga cuanto antes la aprobación por las agencias de medicamentos que dependen de los gobiernos. Como resultado de la reducción del tiempo de los ensayos clínicos con el medicamento investigado, en ocasiones el fármaco tiene que ser retirado después, por los efectos secundarios inadmisibles que produce al introducirlo en la práctica diaria.
Uno de los mejores medicamentos de todos los tiempos ha sido, y es, la penicilina. Cuando el profesor Villarino explicaba, allá por los 70, las características de la penicilina, en la asignatura de farmacología de la carrera de Medicina, nos decía que por vía parenteral podía causar shock anafiláctico, y como resultado incluso la muerte, en uno de cada cien mil pacientes tratados con este fenomenal antibiótico, y añadía, “la rareza de ese grave efecto secundario para el que lo sufre es del cien por ciento”.
Muchos antibióticos, incluso algunos de los más utilizados en estos momentos, causan corrientemente problemas gastrointestinales. La diarrea por antibióticos es un efecto secundario demasiado habitual y en ocasiones puede causar trastornos importantes en la salud de los afectados.
Otros medicamentos, como los corticosteroides y los fármacos antitumorales, causan en la mayor parte de los pacientes en los que son utilizados importantes efectos adversos, aunque estén adecuadamente indicados.
El médico neumólogo asiste con frecuencia a pacientes respiratorios crónicos con colonizaciones e infecciones crónicas de sus bronquios por gérmenes no habituales, como pseudomonas aeruginosa. Muchas de estas colonizaciones bronquiales, difíciles de erradicar después, han sido producidas por excesiva utilización de antibióticos y corticoides.
Incluso los antitérmicos y analgésicos más utilizados hoy en día pueden causar serios efectos secundarios, aunque afortunadamente muy poco frecuentemente.
    Los antibióticos funcionan bien en las infecciones respiratorias – Infección respiratoria es un término que no debía ser utilizado como diagnóstico por el médico. El resfriado común o catarro nasal, la sinusitis, la bronquitis aguda, la gripe y la neumonía son todas infecciones respiratorias. Los virus son los causantes del resfriado común y de la gripe, y de la mayor parte de las bronquitis agudas. No existen antibióticos eficaces para combatirlos.
En las épocas frías del año las infecciones respiratorias agudas atacan con mayor virulencia a la población y se produce un hecho bien estudiado por los neumólogos. Las personas afectadas por el resfriado común, la bronquitis aguda o la gripe, si acuden al médico cuando aparecen los primeros síntomas, es muy probable que sean tratados con antibióticos. Como los antibióticos son ineficaces, los síntomas no mejoran e incluso suelen agravarse los días siguientes por lo que el paciente vuelve al médico diciéndole que no ha mejorado y el médico le recomienda otro antibiótico. Los días siguientes los síntomas se alivian y el paciente cree que la recuperación se ha debido al segundo antibiótico, cuando únicamente ha sido por la historia o evolución natural de la enfermedad, es decir el paso del tiempo. Esta falsa creencia del paciente hace que el año siguiente, o cuando sufra una nueva bronquitis aguda o resfriado común, él y el médico repitan el mismo comportamiento y se beneficien exclusivamente las empresas que fabrican y venden antibióticos. Por eso el genial Voltaire decía, con mucha malicia, hace muchos años, que “el arte del médico consiste en entretener al paciente mientras la naturaleza cura la enfermedad”. Entretienen al paciente también, según los neumólogos mejicanos, los «medicamentos inocentes», nombre que dan estos médicos a muchos de los expectorantes y mucolíticos actuales.
Desafortunadamente, aún no disponemos de medicamentos para curar el resfriado, la bronquitis aguda o la gripe. Estamos igual que en los años setenta del siglo pasado, cuando Don Juan, el mejor médico que he conocido, ejercía en Carnota, La Coruña. Cuando acudían a su consulta los pacientes pidiéndole medicinas para “cortar” los fastidiosos síntomas de la gripe, él les recomendaba antitérmicos y remedios caseros. Cuando se iban, comentaba, “ahora la gente vive mejor y nos exige mucho a los médicos, como si tuviésemos solución para todo; tenemos obligación de decirles la verdad y no prescribirles medicamentos que pueden dañarles más que beneficiarles».
Existen fármacos excelentes y otros de dudosa eficacia. El médico siempre debe individualizar el tratamiento y acreditar que los beneficios esperados sean mayores que los perjuicios, antes de recomendárselo al paciente. Y el enfermo debe preguntar al médico cuál es el diagnóstico de su dolencia y las razones por las que tiene que tomar el tratamiento que le ha sido prescrito, si el médico no se lo explicado previamente.

2017-01-23T12:53:35+00:00 01 / 01 / 2017|Consejos|