“Hay otra dificultad para confiar en el honor y conciencia de un médico. Los médicos son iguales a los otros hombres; la mayor parte de ellos no tienen honor ni conciencia: lo que ellos generalmente confunden con el honor y conciencia es el sentimentalismo y un intenso miedo para hacer algo que los demás no hacen, u omitir hacer algo que todos los demás hacen” (George Bernard Shaw). The Doctor´s Dilemma (1911).
Richard Smith, médico y exdirector de la prestigiosa revista médica del Reino Unido, British Medical Journal, dice en el prólogo del libro “Medicamentos que matan y crimen organizado. Cómo las grandes farmacéuticas han corrompido el sistema de salud”, escrito por el doctor danés Peter C. Gotzsche, que los médicos acabarán cayendo en desgracia ante la opinión pública, como ya ha ocurrido con periodistas, diputados y banqueros, por no haber sido capaces de ver hasta qué punto han aceptado la corrupción.
Anteriormente ya habíamos dicho aquí mismo que si los pacientes les hicieran más preguntas a los médicos en las consultas es probable que saliesen de ellas con menos medicinas innecesarias, que sufrieran menos efectos adversos de los medicamentos -algunos de ellos graves- y que disminuyera el gasto farmacéutico del país.
Una inmensa mayoría de médicos tiene relaciones inapropiadas con las compañías farmacéuticas.
La mayor parte de los médicos se informan sobre los medicamentos que prescriben únicamente por la publicidad de la compañía farmacéutica a través del delegado comercial.
Otra parte importante de médicos cree que cuántas más medicinas mejor, cuando la verdad suele ser que cuántas más medicinas peor. Y lo peor, y es muy triste, es que esto también lo creen muchas personas sanas y enfermas. Esta creencia se relaciona de forma inversa con su nivel formativo o cultural. Además, muchos médicos saben o creen saber que casi nunca tendrán problemas con los pacientes o familiares por prescribir muchas medicinas y sin embargo pueden tener problemas si les prescriben pocas.
La buena salud no está relacionada con la toma de medicinas, aunque mucha gente sí lo cree y por eso le gusta tomarlas. Ya decía Oscar Wilde que sólo nos diferenciamos de los animales en una cosa, que a ellos no les gusta tomar medicamentos. Es lastimoso ver a pacientes con importantes efectos secundarios de medicamentos no bien indicados.
Después de esta breve introducción le doy una serie de recomendaciones para cuando precise acudir al médico:
- Antes de que el médico dé por finalizada la consulta pregúntele cuál es el diagnóstico, es decir el nombre de la enfermedad que padece. Pídale que se lo escriba y asegúrese que lo entiende. Si le dice que no lo sabe, pregúntele que es lo que le recomienda hacer para saberlo y diagnosticar su enfermedad correctamente.
- Si el médico no sabe la enfermedad que padece lo normal es que no le prescriba ningún medicamento o solo alguno para los síntomas. Puede ordenarle un medicamento para tratar una enfermedad que sospeche y que pueda confirmarse si hay una respuesta positiva al tratamiento, como ocurre en el asma bronquial, pero en ese caso debe darle antes una buena explicación.
- Después de decirle la enfermedad que padece puede prescribirle uno o más medicamentos. Pregúntele la razón o razones por las que tiene que tomarlo(s), cuales son los efectos beneficiosos esperados y cuales los posibles efectos adversos, al menos los más frecuentes.
- Pregúntele si tiene o ha tenido relaciones comerciales (si ha recibido pagos por conferencias, becas, ha participado en ensayos clínicos o tiene acciones) con la compañía o compañías farmacéuticas, si le receta más de un medicamento, que producen el o los medicamentos que le ha prescrito.
- Pregúntele también si le enviará un informe médico a su domicilio. Si le dice que no, entonces asegúrese de salir entendiendo bien el escrito con el nombre de la enfermedad que padece, las recomendaciones generales y el tratamiento médico.
- Ah! Antes de irse no olvide preguntarle por las recomendaciones generales si no se las ha dado escritas, a veces tan o más importantes que las medicamentosas sobre todo en enfermedades crónicas -artropatía degenerativa (artrosis), enfermedades pulmonares crónicas, hipertensión arterial, diabetes, etcétera-. Si usted tiene sobrepeso u obesidad, comer menos todos los días para adelgazar en las enfermedades citadas y en otras es muchas veces más importante que los medicamentos.
- Si le recomienda volver a revisión pregúntele por la indicación y conveniencia de la misma.
- Si piensa volver para hacer la revisión recomendada anote durante ese tiempo las cuestiones que quiera preguntarle al médico en la próxima consulta: sobre la evolución de la enfermedad, efectos adversos que haya notado con los medicamentos, curación o no de la enfermedad, etcétera.
Los médicos no son todos iguales es conocimientos, sentido común, perspicacia, ojo clínico, experiencia… Lo que dijo George Bernard Shaw en 1911 puede aplicarse hoy en día, aunque con un matiz: no somos mejores que las demás personas pero tampoco peores y no creo que ahora la mayor parte de las personas no tengan honor ni conciencia. Además, William Osler, médico nacido en Canadá y considerado unos de los mejores del siglo pasado, dijo que un buen médico debía tener las cuatro H: honestidad, humanidad, humildad y humor. Ojalá usted haya escogido una bueno. ¡Es muy importante!
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