NEUMONÍA

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NEUMONÍA

JOAQUÍN LAMELA LÓPEZ. Médico Neumólogo

“La enfermedad es el enemigo, el mayor patrimonio es la salud” (Severiano Ballesteros) 

(Publicado en La Región, febrero de 2012)

Suena el teléfono y en la pequeña pantalla de la Blackberry leo Residencia San José. Subo poco después para allí. Son las nueve de la noche. Ella, de 87 años, está en la cama, con la frente caliente y esos ojos azules preciosos de “viva” que siempre tuvo y aún conserva, me mira y se sonríe. Me dice sor Mariana que unas horas antes tuvo dolor de barriga y vómitos, y luego fiebre de 38 grados. Le pregunto como se encuentra y me responde, “bueno, doime todo o corpo”. Respira treinta veces por minuto. Le pregunto si tiene dolor en el pecho y de nuevo me contesta que le duele todo. El pulsioxímetro muestra una saturación de oxígeno de 83% y 90 latidos por minuto al poner la pinza en un dedo de su mano. Con el fonendoscopio escucho crepitantes, ruidos similares al que se obtiene al rozar unos pelos con otros entre el pulgar y el segundo o tercer dedo, por los dos hemitórax. Al terminar de auscultarla me pregunta si soy médico y a continuación si se va a morir. Le digo que sí y le respondo con otra pregunta, ¿queres morrer? “Non, non quero morrer, pero si Dios o quere, terei que morrer”. La enfermera que está al borde de la cama le pregunta si me conoce. Responde que no pero a continuación dice, “e meu, quérolle muito”. Me doy cuenta, al mismo tiempo que miro su bonita y arrugadísima cara, que mi compasión es mayor de lo habitual, porque también la quiero muchísimo.
Sospecho que María, además de la demencia senil, tiene neumonía bilateral, una infección en los dos pulmones. La neumonía o pulmonía es una enfermedad seria, y más seria aún en las personas por encima de los 65 y los que tienen problemas médicos subyacentes tales como enfermedad cardiaca congestiva, diabetes, y enfermedad pulmonar crónica tabáquica. Es más común durante los meses de invierno y ocurre más a menudo en fumadores y en pacientes que toman medicamentos que deprimen la inmunidad, vulgarmente “defensas”, como los corticoides.
    La boca y el tracto respiratorio están constantemente expuestos a microorganismos cuando el aire es inhalado a través de la nariz y de la boca. Sin embargo, las defensas corporales son habitualmente capaces de prevenir la entrada de microorganismos y la infección de los pulmones. Estas defensas incluyen el sistema inmune, la forma especializada de la nariz y faringe, la capacidad para toser, y unas estructuras finas filiformes de los bronquios llamadas cilios. La neumonía adquirida en la comunidad se desarrolla cuando los mecanismos de defensa no son los adecuados o los microorganismos son particularmente poderosos. También se puede enfermar de neumonía por aspiración de gérmenes de la cavidad bucal, y esta forma sucede sobre todo en personas que ingieren muchas bebidas alcohólicas y/o tienen descuidada la higiene dental.
Los síntomas de neumonía incluyen dolor torácico, dificultad respiratoria (disnea), dolor al respirar, aumento de la frecuencia respiratoria y cardiaca, nausea, vómito, diarrea, y tos con producción de esputo amarillo o verdoso; en ocasiones el esputo está teñido de sangre. La mayor parte de las personas tienen fiebre (temperatura mayor de 38º), aunque las personas mayores tienen fiebre menos a menudo. Puede haber escalofríos y un cambio en el estado de conciencia (razonamiento no claro, confusión). En la neumonía por aspiración de gérmenes de la boca el comienzo suele ser menos brusco, más lento e insidioso.
La neumonía es diagnosticada comúnmente con una historia médica completa y un buen examen físico, así como con una radiografía de tórax. La necesidad de otras pruebas depende de la severidad de la enfermedad y el riesgo de complicaciones.
Las características de la neumonía son diferentes de las de la infección respiratoria más común, la bronquitis aguda. La bronquitis habitualmente no causa fiebre, normalmente está causada por un virus y no requiere tratamiento con un antibiótico.
Trasladamos a María en ambulancia a un centro hospitalario. En la radiografía de tórax tenía opacidades difusas por ambos pulmones y en el análisis de sangre el número de glóbulos blancos (leucocitos) estaba elevado. Se instauró tratamiento antibiótico con un derivado de la penicilina y cuatro días después fue dada de alta hospitalaria. María no protestó como lo hacen a veces otros pacientes y sus familiares cuando queremos darles el alta hospitalaria. Solo decía, “o millor xa era morrer, porque non valgo para nada, eu quería ser una muller coma outra, que adiantara labor”.
Muchos pacientes con neumonía pueden ser tratados en el domicilio con un antibiótico oral. Algunos pacientes con criterios de mayor gravedad o aumento del riesgo de complicaciones son tratados en el hospital. Los pacientes con neumonía u otras enfermedades deben estar hospitalizados hasta que son diagnosticados, cuando la situación de gravedad aconseja hacer el diagnóstico con el enfermo ingresado, o para ser tratados hasta que pueda seguir haciéndose el tratamiento con la misma seguridad en el domicilio, y no hasta que la dolencia esté totalmente curada. Si se hiciese así, cómo a veces exigen los familiares de los enfermos, no habría camas que llegasen para los pacientes que necesitan ser internados todos los días. Además, los pacientes hospitalizados deben reintegrarse a su medio familiar habitual lo antes posible.
Fui a visitar a María al día siguiente por la mañana. Estaba sentada, pegada a la mesa redonda donde come, con los brazos cruzados y la cabeza apoyados sobre el tablero. El pelo blanco y la ropa eran lo único visible. Le levanto la frente y enseguida me dice lo mismo de otras veces: ¡Uy, que man tan fría tés! Déixame dormir. Le enseño un caramelo y le pregunto si lo quiere. Como no vou a querer, responde. Pasa por allí una señora, familiar de otra anciana residente, y le pregunta: María, ¿quén e este home? Y ella le dice: E o meu fillo.

2017-01-23T12:25:16+00:00 01 / 02 / 2012|Actualidad|