“La respiración es el ritmo básico de la vida” (Hipócrates)
Hace unos meses, tuve dolor de estómago. Después de dos o tres semanas conviviendo con el acudí a mi médico gastroenterólogo y se lo conté. Le dije que estaba preocupado por si hubiese regresado mi úlcera duodenal y el helicobacter pylori que había sufrido unos años antes. Me realizó una esofagogastroscopia y me tranquilizó diciéndome que todo estaba OK. Dejé de tener dolor sin necesidad de tratamiento alguno. “Nervios en el estómago”, me diagnosticaría años atrás un médico gastroenterólogo.
Los médicos sabemos que el estrés, ansiedad o depresión puede causar diferentes síntomas, en distintas localizaciones, en los diversos enfermos o que se creen enfermos: dolores de cabeza, carraspeo, molestias mal definidas y sensación de tener mucosidad en la garganta, dificultad respiratoria, tos, dolor de estómago, dolor en el tórax u abdomen, etcétera.
La tos y la sensación de dificultad respiratoria (“no puedo llenar los pulmones suficientemente cuando respiro”) son dos síntomas que pueden estar causados por la ansiedad, los “nervios”, el estrés. A los pacientes que sufren estos síntomas por causa de la ansiedad les cuesta entender que no tengan enfermedad orgánica en sus pulmones. Entienden mejor cuando se les explica que el dolor de estómago esté causado por los “nervios”, el estrés. Por eso les digo que los pulmones no duelen, que solo tosen o respiran mal. Y que el estómago y el corazón no tosen ni respiran mal, duelen.
El dolor de estómago, el dolor en la zona del corazón, la tos y la dificultad para respirar pueden deberse a la ansiedad. Creo no equivocarme diciendo que cada vez con mayor frecuencia se atienden en las consultas médicas a personas con síntomas diversos, localizados en los diferentes órganos, cuya causa es la ansiedad.
Acuden a consultarse, cada vez con mayor frecuencia, personas refiriendo que tienen la sensación de tener moco en la garganta, que les impide respirar bien, que les obliga a carraspear continuamente, e incluso cuando se acuestan les produce sensación de ahogo. Ya han acudido al médico ORL y no les encontró anormalidad alguna en la garganta, y vienen al neumólogo porque están seguros de tener algo. Suele tratarse de personas con ansiedad, o que han sido diagnosticadas de depresión, y muchas veces ya están con tratamiento médico para estos trastornos.
No se conoce con exactitud porque muchas personas con trastornos ansioso-depresivos tosen, pero lo mismo que el estómago duele cuando uno está estresado sin observarse anormalidad visible alguna, lo mismo puede suceder con los bronquios, ya que la mucosa bronquial también tiene terminaciones nerviosas, como la del estómago. Cada vez hay más personas con depresión nerviosa que padecen tos crónica, a veces desde hace muchos años, y sin enfermedad pulmonar que pueda explicarla.
Hace muchos años un paciente joven acudió a la clínica, después de haberse consultado con muchos otros médicos, refiriendo expulsar con el carraspeo y tos unos dos litros de moco al día. Estuve hablando con el durante más de una hora y no carraspeó ni tosió una sola vez. Se lo dije, se extrañó mucho y comenzó a carraspear y toser.
El cerebro es el director de la orquesta y los pulmones, el corazón, el estómago, los riñones, el páncreas, la vesícula, etc., los diferentes músicos que la componen. Si el director no lo hace bien, es posible que alguno de los músicos desafine.
Creo que el ejercicio físicopuede ayudar a superar, o al menos mejorar, el estrés y la ansiedad. Caminar todos los días que uno coma, durante una o dos horas puede ser muy beneficioso.