TABAQUISMO PASIVO

Inicio/Opinión/TABAQUISMO PASIVO

TABAQUISMO PASIVO

JOAQUÍN LAMELA LÓPEZ. Médico Neumólogo

De los fumadores podemos aprender la tolerancia. Todavía no conozco uno solo que se haya quejado de los no fumadores (Alessandro Pertini)

El humo de tabaco contiene unas 4.000 sustancias químicas, incluyendo 200 venenos conocidos. Cada vez que alguien fuma un cigarrillo, venenos tales como benceno, formaldehído y monóxido de carbono se liberan en el aire, lo que significa que no solo está el fumador inhalándolos sino que también lo hacen las personas que están a su alrededor. Muchos estudios han demostrado que este “humo de segunda mano” puede tener efectos peligrosos en los no fumadores e incluso ser causa del desarrollo de enfermedades como el cáncer de pulmón y enfermedad cardiaca. Todo el mundo está comenzando a reconocer que fumar cigarrillos es peligroso para la salud de todos. En nuestra sociedad, el tabaquismo pasivo o exposición al humo de cigarrillo de segunda mano se está volviendo cada vez menos aceptable.
Cada vez que alguien enciende un cigarrillo, cigarro, o pipa, el humo del tabaco entra en el aire desde dos fuentes. La primera es la corriente principal del humo, la cual recupera el fumador cuando inhala con la boca. Los no fumadores también están expuestos a la corriente principal del humo después de que la exhala el fumador. La segunda, incluso más peligrosa, es la secundaria, la que va directamente al aire cuando se está quemando el tabaco.
La corriente secundaria -que un no fumador inhala si él o ella están al lado de alguien que está fumando- tiene concentraciones más altas de algunos compuestos peligrosos que la corriente principal del humo inhalado por el fumador. La mayoría del humo en una habitación resulta de la corriente secundaria del humo. Cuando el no fumador respira este tipo de humo del cigarrillo, cigarro, o pipa de otras personas se le llama fumador pasivo o involuntario.
Es bien conocido que fumar cigarrillos es la causa principal de cáncer de pulmón en los fumadores. Desde 1986 se conoce que fumar involuntariamente, ser fumador pasivo, puede causar cáncer de pulmón en personas sanas no fumadoras. De hecho, la Agencia de Protección Medioambiental Americana ha clasificado el “humo de segunda mano” como un carcinógeno humano conocido.
Además, este “humo de segunda mano” también causa enfermedad pulmonar obstructiva crónica y enfermedad cardiaca. Todos los neumólogos hemos visto personas no fumadoras con enfermedades pulmonares crónicas por haber estado expuestas durante muchos años de su vida a este “humo de segunda mano”, como por ejemplo personas trabajadoras en cafeterías o restaurantes, lugares en los que hasta muy recientemente estaba permitido fumar.
El “humo de segunda mano” tiene un efecto especialmente malo en los bebés y niños cuyos padres fuman. Un buen número de estudios demuestran que en sus dos primeros años de vida, los bebés de padres que fuman en casa tienen una proporción mucho más alta de enfermedades pulmonares, como bronquitis y neumonía, que los bebés de padres no fumadores.
Un estudio con niños de edades entre cinco y nueve años demostró empeoramiento de la función pulmonar en jovencitos cuyos padres fumaban en comparación con los que sus padres no fumaban. Los padres que fuman en casa pueden agravar los síntomas en algunos niños con asma e incluso desencadenar episodios de asma. Los padres deben fumar solo fuera de casa o, mejor aún, dejar de fumar.
La idea que está detrás de las leyes antitabaco actuales es que las preferencias de ambos fumadores y no fumadores, si es posible, deben ser consideradas. Sin embargo, cuando estas preferencias entran en conflicto, deben primar la salud y preferencias de los no fumadores.
El humo de quemar tabaco crea malos olores los cuales también impregnan los vestidos, pelo e incluso la piel de las personas. Lo malo de los olores creados por el humo de tabaco es que también perduran. Mucho después de que las persona hayan estado en una habitación llena de humo, pueden tener aún el olor de los cigarrillos en sus cuerpos y en la tela de sus vestidos. Esto se debe a que mientras ciertas substancias químicas creadas por quemar tabaco causan malos olores, otras substancias actúan ayudando a los olores a mantenerse en la superficie en las que ellas penetran. Los fumadores son habitualmente insensibles a estos olores a causa de los efectos destructivos que el humo de sus propios cigarrillos tiene en los recubrimientos interiores de la nariz del fumador.
Muchos millones de españoles han dejado el hábito de fumar. Y muchos más están intentándolo. En promedio, dos tercios de la población española ya no fuman. La gente que no fuma es mayoría y estas personas quieren respirar aire limpio, sin el peligroso e irritante humo de tabaco. Incluso la mayoría de los fumadores aceptan que fumar es peligroso para la salud de los no fumadores como también para su propia salud.
Respirar aire limpio, libre del peligroso e irritante humo de tabaco es un asunto muy serio para todos. En casa, en el trabajo, y en otros lugares públicos y privados es importante llamar la atención acerca de los peligros del fumar para los fumadores e igualmente para los no fumadores.
La mayoría de los fumadores y no fumadores creen que fumar daña la salud de los que fuman y de los que no fuman. Y esta creencia es irrefutable.
Hace poco decía Judith Mackay, asesora de Naciones Unidas en la Lucha contra el Tabaco, «el tabaco es una sustancia única en el hecho de que mata al 50% de sus consumidores; no hay producto que se le acerque ni remotamente». Hoy sabemos que también puede matar a un porcentaje menor de fumadores pasivos no consumidores.

2017-01-23T15:13:22+00:00 01 / 01 / 2011|Opinión|