FACTORES QUE REGULAN LA FELICIDAD

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FACTORES QUE REGULAN LA FELICIDAD

Time/Belinda Luscombe. Octubre 2010
En el floreciente campo de la investigación de la felicidad, la mayoría de los estudios han favorecido la idea de que el nivel de felicidad de una persona tiene un límite, como el de la bola que flora en el tanque del inodoro. A veces todo se va por el desagüe, pero con el tiempo el agua se eleva de nuevo al mismo nivel, al igual que la felicidad de una persona. Pero un nuevo estudio parece sugerir algo distinto. Con quién nos casamos, cómo priorizamos nuestras metas y cuánto trabajamos pueden cambiar nuestros niveles de felicidad.
Los resultados, publicados en Proceedings of the Natural Academy of Sciences, proceden de un análisis de un estudio longitudinal entre 60.000 alemanes. La mayoría de la gente informó de grandes cambios en se satisfacción vital en ese período de tiempo. Casi el 40 por ciento dijo que su nivel de felicidad había cambiado en un 25 por ciento, y un 12 por ciento de los encuestados afirmaron que su satisfacción con la vida se había movido hacia arriba o hacia abajo en un 50 por ciento. Y estos cambios fueron permanentes.
¿Qué los provocó? En gran parte dependía de las opciones que los participantes tomaron y la forma en que vivían. El estudio encontró, por ejemplo, que casarse con una persona neurótica constituyó una decepción enorme. «Los individuos con compañeros relativamente neuróticos son menos felices que los que tienen parejas emocionalmente estables», dice el estudio, cuyo autor principal es Bruce Headey, de la Unidersidad de Melbourne, en Australia. De todos modos, tener un esposo neurótico lastraba menos la felicidad que ser neurótico uno mismo. Y no era algo a lo que la gente se acostumbraba; los que tenían cónyuges inestables eran menos felices que aquellos con parejas bien adaptadas.

El trabajo importa
¿Siempre creyó que sería más feliz cuanto menos trabajara? Pues se equivoca: los subempleados están menos contentos que los sobreempleados. De hecho, no tener suficiente trabajo era casi tan deprimente como vivir solo. «Tanto para hombres como para mujeres, trabajar menos horas remuneradas de las que desearían tiene el mismo impacto sobre la satisfacción vital que no estar casados». En particular para los hombres el desempleo de larga duración es un conocido factor de escasa felicidad.
Por otro lado, las personas cuyas carreras profesionales eran muy importantes eran menos felices que aquellas para las que la familia prevalecía, y aquellas cuyas metas principales de la vida eran las altruistas eran las más felices de todas. «parece que priorizar el éxito y las metas materiales es realmente nocivo para la satisfacción vital», añade el estudio. De modo paralelo, aquellos con una fe religiosa fuerte eran más felices que los ateos.
En el aspecto físico, los alemanes que hacían ejercicio regularmente eran más felices que los sedentarios, pero los hombres con bajo peso parecían menos alegres que aquéllos con cierto sobrepeso. En cambio, las mujeres obesas no eran muy felices. «Para las mujeres la obesidad reduce la satisfacción vital más que no tener pareja», dice el estudio.
Hay un cierto enigma parecido al del huevo y la gallina. ¿Es el ejercicio el que hace feliz a la gente o al revés? «Algunas personas tristes o deprimidas puede tener dificultades para participar en actividades sociales o deportivas, y algunos individuos neuróticos quizás tengan que conformarse con compañeras neuróticas». En otras palabras, eran infelices antes de esas opciones vitales, no a causa de ellas.

¿Por qué estudiar la felicidad? Economistas y políticos la están estudiando como una medida del éxito de una sociedad. Dado que la riqueza material parece tener una capacidad limitada para aumentar y mantener la felicidad, se trata de determinar qué tipo de metas deben ser el objetivo de la sociedad.

2017-01-23T12:05:12+00:00 01 / 10 / 2010|Actualidad|