LO QUE NOS CUESTA EL TABAQUISMO Y OTRAS CONSIDERACIONES

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LO QUE NOS CUESTA EL TABAQUISMO Y OTRAS CONSIDERACIONES

Joaquín Lamela López
Médico Neumólogo

El tabaco es una sustancia única en el hecho de que mata al 50% de las personas que lo consumen. No hay otro producto que se le acerque ni remotamente”. (Judith Mackay. Asesora de Naciones Unidas en la lucha contra el tabaco)

Hace pocos días me entrevistaba una periodista de la TVG para conocer mi opinión sobre una noticia aparecida en los medios de comunicación que daba la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). La SEPAR informaba que el tabaquismo cuesta a los españoles 5.444 millones de euros al año. Añadía que la Agencia Estatal de la Administración Tributaria había ingresado 9.266 euros en concepto de impuestos derivados del tabaco; ese mismo año, el estado había pagado 6.870 millones de euros para cubrir los gastos sanitarios directos de algunas enfermedades causadas por este hábito y las empresas españolas habían gastado 7.840 millones de euros como consecuencia del tabaquismo, de los cuales el 76% se atribuye a pérdida de productividad por el consumo de tabaco en el trabajo, un 20% a costes adicionales de limpieza y conservación de las instalaciones y el resto al absentismo laboral por enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco. Después de una conversación en radio o TV siempre pienso que no dije lo que debía haber dicho, y por eso me siento en la obligación de expresar mejor lo que dije.

Es posible que el mensaje del presidente y de los miembros del área de tabaquismo de SEPAR con esta información haya sido para animar al gobierno a ampliar la Ley Antitabaco, con el fin de preservar mejor la salud de los ciudadanos. El humo de tabaco no solo es nocivo para los que lo inhalan activamente (fumadores) sino también para los que lo inhalan pasivamente (fumadores pasivos). De ahí que en muchos países de Europa esté también prohibido fumar en bares, restaurantes, y lugares cerrados de trabajo y ocio. Incluso ahora el Colegio de Médicos inglés ha ido más allá recomendando prohibir fumar en los coches particulares que viajen niños.
El tabaquismo no es un hábito sino una adicción, como el alcoholismo o la adicción a la comida, que puede causar diversas enfermedades e incluso terminar siendo una enfermedad, si consideramos la enfermedad como una alteración más o menos grave de la salud.
Los médicos neumólogos conocemos muy bien que una gran parte de los pacientes hospitalizados por problemas respiratorios lo están por enfermedades causadas por fumar o haber fumado cigarrillos. La doctora Judith Mackay, cuando trabajaba en un hospital de Hong Kong, se dio cuenta de que los pacientes neumológicos que ingresaban y reingresaban en el hospital eran siempre los mismos, y que la causa principal de estos ingresos hospitalarios era el tabaquismo. Estudió el problema del tabaquismo y consideró finalmente que la única forma de rebajar el consumo de tabaco es aumentando radicalmente sus impuestos.
Desde un punto de vista individual la mejor manera de dejar de fumar es dejando de fumar. Recuerdo que García Márquez en una de sus novelas comenzaba un capítulo escribiendo cómo el compadre del personaje había dejado de fumar; estaba impaciente por conocer como había dejado de fumar aquel compadre del relato del escritor colombiano, para poder aconsejárselo a mis pacientes, y finalizaba el capítulo diciendo que el compadre había dejado de fumar, dejando de fumar. Esta es la forma: estar dispuesto y voluntarioso para pasarlo mal durante unas semanas. Muchas personas adictas a la nicotina, al alcohol o a la comida quieren dejar la adicción sin pasarlo mal y repiten, “estoy intentándolo”, pero siguen fumando, bebiendo o comiendo igual que antes. Aunque un hecho vale más que mil palabras, debemos animarles a seguir intentándolo. Muchos exfumadores y exfumadoras han conseguido dejar de fumar después de múltiples intentos y fracasos. Destaca Simon Chapman, antes director de la revista “Tobacco Control” y ahora profesor de Salud Pública de la Universidad de Sidney (Australia), uno de los mejores expertos en tabaquismo y “gurú” antitabaco, en PLoS Medicine, que la mayoría de los fumadores vence su adicción sin más ayuda que la de su voluntad y su esfuerzo y denuncia las estrategias de una industria farmacéutica “empeñada” en vender su producto, y que como efecto secundario está “medicalizando” el tabaquismo. Y añade, “de esta forma las poblaciones pierden confianza en su propia capacidad para cambiar prácticas que no son sanas y se debería repetir a los fumadores que pasar el síndrome de abstinencia e ir reduciendo el consumo son los métodos más comunes entre los que logran dejarlo. La mayoría se sorprende al ver que dejar de fumar es fácil o tan solo un poco difícil”.

Si se hiciese un cálculo de lo que nos cuesta a los españoles las enfermedades, la disminución de la productividad y las bajas laborales causadas por la adición a las bebidas alcohólicas o a la comida saldrían cifras parecidas. Y uno puede preguntarse el por qué de este acoso mayor a los adictos a la nicotina. La razón fundamental para prohibir fumar en bares, restaurantes, y lugares cerrados de trabajo y ocio es porque los fumadores echan humo. Ingerir bebidas alcohólicas o comer en exceso no hace daño a las personas de al lado. Fumar cigarrillos, sí.
El estado recauda por lo que grava de impuestos en cada cajetilla de cigarrillos que se vende y por lo que “ahorra” en pagos de pensiones, ya que el tabaquismo disminuye la supervivencia. Un estudio británico realizado con médicos ingleses en el que una mitad de ellos dejaron de fumar y la otra mitad siguieron fumando demostró que los fumadores de menos de 20 cigarrillos diarios pierden 7.5 años de vida y los de más de 25 cigarrillos 10 años. Aunque el presidente de una compañía productora de cigarrillos le decía a otro en una viñeta de la revista: “No me explico por qué la han tomado con nosotros, cuando lo que debían hacer es felicitarnos por conseguir que los fumadores se mueran antes de llegar a viejos”.
    Los sacerdotes predican para salvarnos el alma; los médicos predicamos para que las personas cuiden el cuerpo y la mente. La verdad es que si predicásemos como debiéramos, y tuviésemos éxito, disminuiría mucho el número de enfermos y la mitad de los médicos podríamos quedar sin trabajo. Ya decía Paolo Mantegazza hace dos siglos: “De 100 enfermedades, 50 las produce la culpa y 40 la ignorancia”.
El doctor Gregorio Marañón, que también había sido fumador hasta que lo dejó, declaraba que fumar era la mayor estupidez que había hecho en su vida. Morirse por fumar cigarrillos, aún es una estupidez superior.

2017-01-23T14:59:07+00:00 01 / 01 / 2010|Opinión|