LOS RIESGOS DE LOS ANUNCIOS DE FÁRMACOS EN TELEVISIÓN

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LOS RIESGOS DE LOS ANUNCIOS DE FÁRMACOS EN TELEVISIÓN

LOS RIESGOS DE LOS ANUNCIOS DE FÁRMACOS EN TELEVISIÓN

En Estados Unidos estamos bastante acostumbrados a ver en televisión anuncios de fármacos de prescripción. Son ya un género en sí mismos: gente con aspecto saludable que se ha beneficiado de los nuevos fármacos retoza en medio de una música serena; el anuncio con la recitación rápida de los efectos adversos en los segundos finales. Desde los años sesenta la agencia de medicamentos (FDA) estadounidense regula los anuncios de fármacos: las normas pretenden asegurar que los televidentes (y los lectores de los anuncios impresos) tengan una visión adecuada de lo que los medicamentos pueden hacer y de los riesgos y beneficios asociados con ellos.

    Pero esta publicidad ha planteado cuestiones sobre la conveniencia y la ética de promocionar fármacos entre los consumidores. Mientras los anuncios impresos están llenos de listas de potenciales riesgos adversos asociados con el fármaco, estos anuncios son excesivamente breves en los anuncios televisados. Muchos médicos temen que los consumidores resulten engañados y piensen que los fármacos anunciados son más seguros de lo que en realidad son.

    El debate se ha intensificado en la última década, desde que la FDA relajara las normas sobre esta publicidad. El Comité de Comunicación de Riesgos de la FDA ha reanalizado estas normal y está considerando que los anuncios incluyan un número 800 de teléfono para que los consumidores informen de los efectos adversos que experimenten cuando tomen el fármaco anunciado; los fármacos que se incluyen en medios impresos ya incluyen esta información.

    El Congreso ha debatido también esta publicidad, que muy pocos países permiten. Un reciente análisis en The New England Journal of Medicine ha ampliado el debate al incidir en que la expansión de esta publicidad al campo de los dispositivos médicos puede incluso ser más complicada de entender que la de los fármacos.

    A finales del año pasado se empezó a anunciar por ejemplo un stent de marca Cypher. William Boden y George Diamond, autores de este artículo en New England, piensan que esos anuncios pueden conducir a una pendiente resbaladiza: “Con el anuncio de Cypher se está promocionando un dispositivo complejo entre millones de personas que están mal equipadas para valorar los muchos y sutiles aspectos clínicamente relevantes que incluso los especialistas continúan debatiendo sobre estos artilugios”.

   Los autores añaden que mientras ese anuncio dibuja un panorama de color de rosa con gente que ha mejorado drásticamente con el Cypher, estudios recientes muestran que tal dispositivo no es mejor que algunos fármacos para reducir el riesgo de muerte o de ataque cardiaco.

    Los autores reconocen que estos anuncios pueden ser de cierta ayuda para remover la conciencia de la gente sobre ciertas condiciones médicas y animarles a hablar con sus médicos. Pero –algo obvio- alertan de que los profanos deben evitar los impulsos consumistas después de ver un anuncio de estos: no se trata de lo atractivo que Cypher pueda aparecer en la televisión; no se puede ir a l supermercado y coger un stent. De todos modos, una cosa clara: los anuncios dirigidos al consumidor funcionan. En caso contrario las compañías farmacéuticas no los harían.

    Quizá no sea yo un objetivo preferente de dichas campañas, pero ningún anuncio de fármacos me ha hecho llamar al médico para que me lo prescriba, y menos aún una endoprótesis coronaria.

Jennifer Huget
The Washington Post

(Publicado por Diario Médico, 3/6/2008)
2017-01-23T11:38:49+00:00 01 / 01 / 2009|Actualidad|