La Asociación Nacional de Investigadores Hospitalarios le pide al Ministerio de Ciencia e Innovación que aumente la Red de Centros de Excelencia Científica y que se creen más institutos, y el director del Instituto de Salud Carlos III contesta que están en ello y que se actuará en todos los ámbitos territoriales. Pareciera que el objetivo es que no quede ninguna región sin un instituto o centro de excelencia, como si ésta se pudiera adjudicar o repartir, en lugar de demostrarla. Universalizar la excelencia puede sonar correctísimo desde el punto de vista político, pero es contradictorio en si mismo. Excelente es lo que sobresale sobre la media. La excelencia de todos es mediocridad y la ciencia no avanza en ese caldo de cultivo. Por mucho que las autonomías, los centros y los propios investigadores presionen, alguien, en este caso las autoridades, han de poner las cosas en su sitio y hacer un uso más riguroso, y por tanto necesariamente restrictivo, de la etiqueta excelente para, a partir de ahí, tomar decisiones y destinar a los mejores los recursos que precisen.
Silvia Churruca
Redactora Jefe Diario Médico
14 de noviembre de 2008